RITO Y PERVIVENCIA DE LOS JUDAS EN LA MESETA DE REQUENA-UTIEL Y PUEBLOS DEL CABRIEL 

Ignacio Latorre Zacarés 

Resumen: Los judas son una de las manifestaciones antropológicas vinculadas a la Pascua que han poseído mucho vigor en la Meseta de Requena-Utiel y pueblos del Cabriel. Son muñecos de paja habitualmente confeccionados con ropas viejas que nsimbolizan al apóstol traidor y suicida y que eran y son colgados, apaleados y arrastrados por las calles en el Domingo de Resurrección, habitualmente, vinculándose con la procesión de El Encuentro allí donde la hubiere. Muchas veces los judas son realizados con finalidad de crítica social. 

Son abundantes las variantes del rito en el área geográfica escogida como ámbito del estudio que son las que se van a detallar en el artículo. 

Palabras clave: Judas / Peleles / Meseta de Requena-Utiel / Serranía de Cuenca / La Manchuela / Cabriel.

Extensión geográfica del rito 

La exposición a la vergüenza pública de monigotes que después son destrozados va más allá del mundo hispánico, siendo un rito propio del folclore europeo (Ariño, 1990). El primer domingo de Cuaresma en Alemania, Bélgica y Francia se realiza la quema en la hoguera de un muñeco llamado “La Bruja”, en otras partes conocido como la “esposa vieja” o la “abuela del invierno” (Soler i Godes, 1990).

Fuera del contexto europeo, destacan precedentes como los muñecos egipcios mllamados “arusa” como el de Sam An-Nasm o fiestas de primavera. En Port Said prosigue este rito con los “allembi” que son muñecos de paja, algodón y trapos confeccionados por niños o vecinos y con un singular parecido a los judas.

En la Península Ibérica, aunque en la actualidad es un rito practicado con mayor profusión en tierras castellanas, sin embargo, tuvo una amplia extensión por toda la geografía nacional con diferentes denominaciones y evoluciones. Muñecos había en San Antón, San Sebastián, la Candelaria, San Blas, Carnaval, San José, Pascua, los mayos, San Isidro o Navidad bajo diferentes denominaciones como La Mahoma,Lutero, peleles, la Zorra, diablos, los pablos, pero-palos, els vells, el vell i la vella, el ninot de mitja quaresma, peirotes, olentzero, etc. Hay poblaciones españolas donde el ritual del judas es un evento de máxima importancia, como en Alfaro (La Rioja) donde la fiesta está declarada bien de interés cultural y turístico regional desde 2005 y donde queman cerca de cien judas. En La Mancha es tan habitual la quema del judas como el manteo del pelele. En Portugal también se sigue realizando aún en algunas localidades la “queima do judas”.

También se extendió el rito del judas a Canarias y desde el siglo XVIII y XIX se poseen noticias de judas en San Cristóbal de La Laguna, Puerto de la Cruz, Garachico, Icod de los Vinos, Santa Cruz de Tenerife o Las Palmas de Gran Canaria, como los hubo en Santa Cruz de la Palma y su “judas marinero” practicado hasta la Pascua de 1936. Aún se celebra en alguna localidad canaria como Taganana, Teror o en Las Tridas donde se festeja el «Testamento de Judas» traído de Venezuela en 1955, por lo que se puede considerar un judas de ida y vuelta. La colonización española llevó el judas a muchas poblaciones hispanoamericanas y aún está muy vigente en Venezuela (Caracas, Lara, Cojedes, Aragua...), Chile (Valparaíso, Iquique), Costa Rica, México m(Purísima del Rincón), Perú (Arequipa), Paraguay o Uruguay.

Incluso, para muchos ensayistas el precedente de las Fallas era el lanzamiento de un muñeco que representaba al judas en la hoguera, así como la tradición del “ninot de mitja Quaresma” o “parot” que aún se sigue celebrando en alguna localidad valenciana como Elx, donde las “velles de serra” se siguen exponiendo en balcones y escaparates de comercios, el cuarto miércoles de la cuaresma. De hecho, el diccionario de Terreros y Pandos de 1787 en la voz “judas” define que se quema el Sábado Santo y también en la víspera de San José. En origen, la falla era un fuego de víspera, pero desde que se echa al fuego peleles y arden personas en efigie la falla pasa a ser una práctica simbólica de carácter sancionador. Siguiendo a Peris Álvarez que concluye que los judas se celebran allí donde no tiene lugar celebraciones semejantes en otros ciclos festivos y que la destrucción de un muñeco no se suele celebrar más de una vez por pueblo y año, podríamos decir que en Valencia y su área de influencia no queman judas porque ellos ya queman fallas que eran su precedente y poseían la misma finalidad.

El judas como manifestación antropológica vinculada a la Pascua ha poseído mucho vigor en la Meseta de Requena-Utiel y pueblos del Cabriel. En la comarca poseemos noticias antiguas de su realización en Fuenterrobles; Utiel y sus aldeas de Los Corrales y La Torre; Requena y sus aldeas de Barrio Arroyo, San Juan, Campo Arcís y Villar de Olmos; Camporrobles, Sinarcas, Caudete y Villargordo. Los judas se celebraban también en todas las aldeas de Venta del Moro (Casas de Moya, Casas del Rey, Casas de Pradas, Jaraguas, Las Monjas y muy esporádicamente en Los Marcos) y en la propia capital municipal. 

Fuera de la comarca, pero en los pueblos vinculados con el Cabriel, poseemos numerosos testimonios de la celebración de judas en localidades de la Serranía conquense como Salvacañete, parroquia del Masegar de las Veguillas (aldeas de Salvacañete), Alcalá de la Vega, Henarejos, Fuentelespino de Moya, Cañete, Huerta del Marquesado, Víllora, Cardenete, Villar del Humo, Fuentes, Paracuellos, Pajarón, Enguídanos, Campillo de Altobuey, Landete, Talayuelas, Casillas de Ranera, Aliaguilla, Pedro Izquierdo, Mira y la Cueva Santa del Cabriel (Mira). En La Manchuela se celebraban en Puebla del Salvador, Villalpardo, Villarta, El Herrumblar, Villamalea, Ledaña, Iniesta, La Graja de Iniesta, Castillejo de Iniesta, Minglanilla o Villanueva de la Jara.

En la actualidad, sólo se cuelgan judas en la comarca en Venta del Moro, Sinarcas y Camporrobles y en pueblos del Cabriel como Salvacañete, Huerta del Marquesado, Cañete, Cardenete (ocasionalmente), Talayuelas, Landete (actualmente con alguna interrupción), Puebla del Salvador, Ledaña, Aliaguilla y la Graja de Iniesta (muy ocasionalmente). En Requena, tras la pérdida de la tradición en la Guerra Civil, se recuperó, pero dentro del esquema de la Fiesta de la Vendimia y los Carnavales y, por tanto, descontextualizado.

La nota positiva es que muchos de estos pueblos donde se ha conservado la tradición está en plena vitalidad, sin riesgo de perderse e incluso es una fiesta muy identitaria y señalada como en la Puebla del Salvador o Talayuelas. 

La Guerra Civil de 1936 supuso para algunas poblaciones la interrupción en la práctica del rito que ya no se recuperó en posguerra. En las pequeñas localidades, la despoblación y la falta de quintos también ha sido una de las causas de la desaparición de los judas. En pueblos como Villamalea y Minglanilla sólo las personas de edad muy avanzada se acordaban del judas, sin que los de la generación de los sesenta años sospecharan incluso que se colgaban estos pelindangos. En localidades como La Pesquera, Cilanco, Casas Ibáñez, Villatoya, Casas de Ves, Garaballa, Pajaroncillo, Reíllo o Carboneras no encontramos a nadie que se acordara de ello y afirman que en algunas de estas poblaciones no se celebró, especialmente río abajo desde Casas Ibáñez.

Simbolismo de los judas 

En el mundo rural es recurrente el ritual en el que se destruye un muñeco confeccionado con material desechado en ciclos festivos asociados al calendario eclesiástico con la intencionalidad del exorcismo y expulsión del mal (Peris Álvarez, 2002).

Los judas habitualmente se confeccionan de paja u otro material de carácter combustible porque en muchos casos su fin es la quema. El ritual ígnico supone una purificación, una eliminación de lo malo, viejo o molesto. Para la comunidad local hay una finalidad social de supresión de lo temible y una pretendida renovación o purga. El “judas” se convierte en un chivo expiatorio de los males comunitarios o incluso puede llegar a constituirse en una vía de liberalización de la violencia acumulada.

Los muñecos pueden ser personajes reconocibles o no, pero generalmente con carácter paródico o rechazable. Incluso, en localidades y generalmente aún en Hispanoamérica, antes de su eliminación se le sometía/somete al judas a la lectura de su testamento, sentencia o sermón donde se describen sus pecados como los males de la sociedad local. De ahí el carácter moralizador de la destrucción de los judas como verdadera justicia o desquite popular y censura pública. En Talayuelas, reaccionaron a la sentencia que liberaba al etarra De Juana Chaos colgándolo como judas como muestra de justicia popular, ya que la justicia oficial no fue la esperada. El fuego o la destrucción acaba con aquel que transgrede las normas comunitarias. Es un castigo ejemplarizante. 

Para Caro Baroja, la quema de fantoches posee la intencionalidad de expulsar los espíritus malignos, cargando mágicamente la expulsión sobre un personaje determinado. Nieves de Hoyo Sanchos cree que la costumbre de “serrar la vieja” en la que se destroza un muñeco que representa la más vieja del lugar puede relacionarse con el castigo a las brujas. 

Para Narbona Vizcaíno (2000), que realiza un análisis detallado de la fiesta del judas en Venta del Moro, no sólo se trata de reproducir el fin del arrepentido suicida de los textos bíblicos, sino recrear el castigo del impío en una escena pública y con el protagonismo general de la comunidad.

Con el Judas se cumplirían los anhelos de justicia de la comunidad cristiana y su suplicio es un acto que acompaña y sobrepasa la liturgia cristiana y que se vincula a las formas exteriores de religiosidad popular a través de su sincronización con la procesión del Encuentro. No olvida el autor que el judas en Venta del Moro es desplazado desde el lugar más elevado de la población, el campanario, hasta el más bajo, la rambla, donde se produce su cremación, en el mismo sitio donde se tiraban antiguamente los desperdicios. Desprenderse de lo deleznable o indeseado para concitar la cordialidad de las relaciones vecinales y asegurar su supervivencia como comunidad. Los judas, en su función de personaje histriónico, de representación de lo temido, transgresor o rechazable es afeado conscientemente, con el fin de crear un personaje burlesco, ridículo, pero también para simbolizar la encarnación del mal. Había localidades que eran pelirrojos como símbolo de maldición. En localidades madrileñas donde conviven o han convivido judas y peleles, al que se afea es el judas, no al pelele. Así se lo relataban a Fraile Gil (2007) en Tielmes de Tajuña: “Antes hacían dos peleles, pero pelele, pelele era el que hacían las mozas por Carnaval, que se manteaba y se echaba al aire: ¡Arriba con él!; el otro, aunque se hacía igual, se le ponía más feo, y le llamábamos siempre el Judas. Ése lo hacen todavía, le cuelgan y luego lo estrozan, a tiros y too”.

No hay que olvidar que los judas están dentro de los rituales de Pascua y por tanto es una fiesta intervenida de la Iglesia y que como símbolo del ajusticiamiento del apóstol traidor posee su carácter propagandístico religioso.

En otros apartados hablaremos del judas como rito de paso o la teoría de Frazer de que el judas representaría el “espíritu de la vegetación” que anualmente debe ser destruido para garantizar el renacimiento del ciclo natural y productivo del año siguiente.

En Iquique, Chile, población que ha recibido importantes aportes inmigratorios, el judas se recuperó para reafirmar la identidad local frente a los afuerinos o inmigrantes que son vistos como amenaza contra la comunidad ideal utópica local anterior (Guerrero Jiménez, 2007). 

Judas, peleles, pelindangos, riegos y demás denominaciones

Casi todas las localidades de nuestra área de estudio denominan al muñeco “judas”, pero encontramos otras denominaciones como “pelindangos” en Fuenterrobles; judas criticones y pelindangos criticones en Barrio Arroyo; futres en Motilla del Palancar; espantajo en Henarejos y el muy singular nombre de el Riego en Sinarcas, que sólo hipotéticamente podemos pensar que se refiera al general constitucionalista Rafael del Riego, protagonista del pronunciamiento de 1820 que dio inicio al Trienio Liberal.

En localidades castellanas prolifera la denominación de peleles (Argamasilla de Alba, Tomelloso, Miguel Esteban, Socuéllamos, Villarrubia de Santiago, Villafranca de los Caballeros ...). En Tudela (Navarra) el volantín. Si hablamos de otros muñecos vinculados con otras festividades tenemos al chinchoso que en Carnaval es paseado en una jaula por Villar del Arzobispo hasta su quema; el celedón que da inicio y final a las fiestas de la Virgen Blanca de Vitoria; la marijaia de la Semana Grande de Bilbao; el martes de Carnaval se ejecuta y quema al bandido Miel Otxin en Lanz y el mismo día se descuartiza, mantea, dispara y quema al peropalo de Villanueva de la Vera. Entre otros ejemplos.

La primera vez que surge la voz “judas” en el diccionario es en el de la Real Academia de la Lengua de 1734 con la definición: “Llaman también la figura o representación del traidor Judas, que cuelgan y queman en las calles el Sábado Santo, ú otro día de Quaresma”. Por lo tanto, en su primera definición sólo se vincula con el Sábado Santo y, a los sumo, con la Cuaresma. El diccionario de Esteban de Terreros y Pandos de 1787 también incluye que se quema la víspera de San José, además de la referencia al Sábado Santo. El diccionario de 1817 lo describe como: “una figura ridícula que se pone en las calles en ciertos días de la cuaresma, y luego se quema”, incluyendo en la definición la parte burlesca y paródica del fantoche.

Sin embargo, la voz “pelele” no aparece hasta casi un siglo más tarde, en el mismo diccionario de 1817 y lo vincula al Carnaval: “Figura humana de paja ó trapos que se suele poner en los balcones, ó que mantea el pueblo bajo en las Carnestolendas”.

Así pues, la denominación “judas” marca su vinculación con la Pascua o al menos Cuaresma y el “pelele” está más asociado al Carnaval.

Confección del judas

Generalmente es un muñeco de paja elaborado con prendas de vestir en desuso. Según localidades, en la cabeza se le pone una cacerola o un sombrero de fieltro y en Miguelturra se le colocaba un canjilón de noria. Los pies se simulan con zapatos viejos y las manos con guantes de lana o goma ya inservibles. Como arriba escribimos, al judas se le afea conscientemente con el objeto de convertirlo en un personaje satírico, burlesco o maligno. A veces el fantoche puede ser un personaje reconocible. En el interior le ponían antiguamente espliego en Salvacañete y en Requena ceniza, piedras o inmundicias para utilizarlo a modo de cucañas. En Ledaña se rellenaban de espartillo que es la mata sobrante que crece junto con la rosa del azafrán después de ser recogido en noviembre. El espartillo lo solían segar las muchachas unos días antes de hacer el judas. En la misma población, los ojos se pintaban con carbón y los labios con carmín, aunque actualmente se realice con rotuladores u otras pinturas. Ahora se les adorna con otros elementos como collares, corbatas o gafas. En la Puebla del Salvador, donde la fiesta es de importancia, el acabado de cabeza y manos marcan el punto de diferencia competitiva entre los grupos que los fabrican. También pueden incorporar en la parte interior una estructura de palos cruzados para mejorar su postura corporal recta o elementos para la sorpresa: huevos podridos, un puchero con harina y hasta un gato como en Salvacañete, donde a veces se ocultaban gatos o conejos que salían corriendo cuando se empezaba a bandear el judas ante la risa de la chiquillada. Los gatos se utilizaban en la isla de La Palma donde en la actualidad y como reminiscencia de los judas se llama “gatos” a los artefactos pirotécnicos o ruedas de fuego que salen despedidos a su alrededor (Poggio Capote, 2009). 

En Paracuellos se las ingeniaban para poner agua en el interior del judas y mojar después a las mozas. En Casillas de Ranera se le introducían masclets, como en Talayuelas donde es la fiesta actual más querida por los jóvenes y se disparan muchos cohetes rateros desde el Miércoles Santo, quemando toda la pólvora con el judas en una especie de cordá. En Ledaña también se utiliza la pólvora.

Judas: rito de paso, rito familiar, rito femenino

En muchas localidades, los judas son confeccionados por los quintos como un verdadero rito de paso, donde el joven, que debe abandonar su comunidad natural durante una temporada, cobra protagonismo en la etapa de transición de la pubertad que abandona y la fase de adulto que abrazará con su vuelta al pueblo, tras el paso por el servicio militar. Además, el fuego está muy vinculado con ritos de paso y con fiestas de quintos. El joven empieza a asumir responsabilidades en pro de la comunidad, aunque sea en el aspecto festivo.

Son numerosas las localidades del ámbito geográfico del estudio donde la tradición la organizan y ejecutan los quintos como rito de paso o iniciación de la niñez a la adolescencia/juventud: Venta del Moro, Casas de Moya, Casas de Pradas, Camporrobles, Sinarcas, Casillas de Ranera, Aliaguilla, Albalate de las Nogueras, El Herrumblar, Salvacañete, Pajarón, Pedro Izquierdo, El Recuenco ... Observamos que en los pueblos donde más ha perdurado la tradición es donde la organizan los quintos (Talayuelas, Sinarcas, Camporrobles, Venta del Moro, Aliaguilla ...).

En la actualidad, como norma general, se han incorporado las mujeres quintas, siendo una saludable adaptación de la fiesta a la evolución de la Sociedad que, además, se ha producido sin ningún tipo de polémica como en otros ritos.

En Talayuelas este paso a la adolescencia-juventud es donde está más protocolizado: la primera quinta, que es la de dieciséis años, confecciona la hoguera; la segunda, la de diecisiete años, el judas y la tercera, con sus dieciocho años, montan la enramada. En Cardenete, un año antes de las quintas es la generación de los “toreros” que viven la fiesta sin la responsabilidad de su organización. Signo de los tiempos con la prolongada infantilización de los jóvenes, es que en Cardenete y Camporrobles son los propios padres de los quintos quienes también se agrupan para ayudar a sus hijos, los quintos, a organizar la fiesta. Se quiebra el rito de paso, por tanto, y se diluye la responsabilidad de los que van a pasar a la etapa de adulto.

En Castillejo de Iniesta, Iniesta y Villanueva de la Jara lo confeccionaban gente joven y grupos de amigos.

En otras localidades eran diferentes familias las que estaban vinculadas con la tradición como la Puebla del Salvador, Fuenterrobles, Henarejos, o los pueblos de La Manchuela prácticamente lindantes con el Cabriel como Villalpardo, Villarta, Vilamalea, Minglanilla o la Graja. Generalmente eran las mismas familias año tras año, ya que tenían cierta “gracia” para confeccionarlos y los colgaban en sus casas como en Mira los Eliseos, los Tutos o la tía Queveda o los “Melero” en Henarejos

Singular es el caso de Villarta, Ledaña y Cardenete donde los judas son confeccionados exclusivamente por mujeres, lo cual lo relacionamos con el “manteo del pelele” manchego y madrileño que es exclusivamente femenino. En Ledaña, antiguamente los confeccionaban las mujeres del pueblo, mozas y madres de éstas. Hoy la familia Orozco y en concreto Encarna confeccionan el judas. 

A continuación podemos observar la secuencia de cuelga, apaleamiento, arrastre y quema del Judas en Venta del Moro.

 

NÚMERO DE JUDAS Y LAS JUDESAS 

Una de las diferencias más llamativas entre poblaciones cercanas de la comarca y el Cabriel es la exhibición y suplicio de un sólo judas o varios.

En sitios como Venta del Moro, Sinarcas, Camporrobles, Talayuelas, Salvacañete se exhibe o cuelga aún hoy en día sólo un judas; al igual que se hacía en Casillas de Ranera, Fuentelespino, Pajarón, Pedro Izquierdo o Casas de Pradas. En muchos de los casos se opta por un sólo judas cuando la fiesta es llevada por quintos.

Sin embargo, en otros pueblos colgaban varios, incluso muchos judas como en Cardenete que se exhibían en la misma calle. En Utiel se colgaban unos ocho judas (Martínez Ortiz, 1977) y varios se colgaban en Requena, Fuenterrobles, Henarejos, Ledaña, Landete, Cardenete, Mira, Aliaguilla, Cañete (dos o tres) o hasta los veinte de Puebla del Salvador. En Paracuellos se exhibían dos judas colgados de una cuerda en mitad de la calle por donde pasaba la procesión del Domingo de Resurrección. En La Manchuela próxima al Cabriel se solían colgar varios, caso de Villarta, Villalpardo, Villamalea, Castillejo, Graja, Minglanilla, Iniesta, Ledaña o Villanueva de la Jara.

Son varios los casos en el ámbito estudiado en el que se cuelgan un judas y una judesa. Este es el caso de Casas de Moya, Enguídanos, Alcalá de la Vega, Ledaña, Villalpardo, Castillejo de Iniesta y Villar de Olmos (Requena). En éste último sitio se ponía una patata abierta para la judesa y dos patatas y una zanahoria para el hombre. En Fuenterrobles se identificaba el género sexual de los pelindangos por las ropas e intentaban que quedaran “bonicos”. En la Puebla del Salvador y Aliaguilla no se les llamaba “judesa”, pero sí había de distintos sexos y se diferenciaban por la ropa. En Ledaña desde siempre ha habido judas de sexo masculino y femenino.

Encontramos más referencias de judesas en tierras de Guadalajara como Moranchel, Budia o Santa María del Espino (Díaz Díaz, 2001).

Son muchas las poblaciones en que el monigote tiene un papel crítico claro y se exponen los juicios, censuras y reproches de la comunidad local. Crítica social, satírica o lúdica. En Sinarcas y Camporrobles se aprovecha el judas para poner a la exhibición pública críticas de carácter local que en el caso de Camporrobles son varios folios y que en el año 2017 los quintos han aprovechado para quejarse del alguacil, de algunos vecinos quejicosos o críticos con ellos, de los gamberros, etc. En Sinarcas, en un artículo anónimo en “La Voz de Sinarcas” titulado “Volem que em cride reg”, utiliza la figura del Riego para criticar la inmersión lingüística en valenciano.

En Cardenete era habitual cartelitos con insultos o frases alusivas al judas ("Por Judas así te ves", "¡Vaya zapatos llevas!"). En Iniesta se solían poner letreros colgando del cuello o cosidos al Judas y el último letrero decía: “Judas soy y Judas sigo siendo pero más Judas son los que me están viendo”. En Landete, además de criticar al alcalde, cura o a alguna persona importante del pueblo, se podía llegar a comentar si alguna moza estaba embarazada. Era costumbre antes de la procesión pasar por la calle de los judas a leer las críticas. En Barrio Arroyo, los pelindangos criticones se aprovechaban para relatar sucesos chistosos de la aldea como el fracaso en la perforación de un pozo en “Los Pradillos” por la Comunidad de Regantes de la Vega (destacaba el vecino Lorenzo Hernández Serrano que relataba en verso y en clave de humor).

Curioso es el caso de Fuenterrobles donde, además de críticas, se podía incluir alguna petición o pecado en sobre cerrado porque pensaban que cuando pasaba la procesión se perdonaban las faltas o se concedían los deseos. En la Puebla del Salvador se llegó a recrear la boda real de la Infanta Elena en el año 1995 y el incidente “genital” del jugador de fútbol Butragueño en 1986.

En Ledaña se les colgaban siempre pasquines con críticas a personajes conocidos del mundo de la política, artistas, incluso vecinos del pueblo. Casi siempre estaban escritos en verso de copla y no debían molestar a la censura de la época bajo pena de multa... Al desaparecer la censura, la variedad de personajes criticados es ilimitada.

En Utiel, Martínez Ortiz recordaba las feroces críticas a los mediadores del vino (“Por no pagar el vino”) como acto de justicia popular.

Otras poblaciones donde se incluyen o incluían críticas en el judas era en Talayuelas, Mira, Las Monjas, Henarejos, la Graja o Minglanilla.

En la Cueva Santa del Cabriel al judas se le arrastraba, colgaba en los pinos, se manteaba bien, se burlaban y se le cantaban coplas satíricas. Por contra, son también muchos los pueblos donde los muñecos no son acompañados por papeles de críticas como Alcalá de la Vega, Casas de Moya, Casas de Pradas, Casillas de Ranera, Villalpardo, Villarta o Castillejo.

En Salvacañete y Venta del Moro, donde se sigue colgando al judas, no se exhiben carteles de críticas. En el caso de Venta del Moro, la crítica local o social se reserva para la noche de los mayos donde se pronuncian coplas espontáneas rimadas de siete versos octosílabos con la venia de la Virgen de Loreto.

En los pueblos manchegos o madrileños donde se mantea el pelele, ya sea en Carnaval o Pascua de Resurrección, es habitual que la crítica o burla se realice por las mujeres y con coplillas rimadas burlescas (Fraile Gil, 2007).

En Hispanoamérica la función crítica es muy visible e incluso se le lee al judas antes de ajusticiarlo su testamento o sentencia. El reproche político es muy elevado en países como Venezuela, donde en los últimos tiempos es habitual que su verborreico presidente Maduro sea representado como judas.

LA INSTALACIÓN DE LOS JUDAS 

En nuestro territorio lo más socorrido es colgar los muñecos con cuerdas de un lado al otro de la calle o en balcones y ventanas enfrentados. Preferentemente las calles elegidas son por donde pasa la Procesión del Encuentro o la plaza de la iglesia donde Críticas del judas de Camporrobles Ignacio Latorre Zacarés OLEANA 32 - 373 se inicia y culmina la procesión. En ocasiones, en postes y palos como en Las Monjas, Talayuelas, Pajarón o Albalate de las Nogueras donde el pino utilizado es de una altura colosal. En El Recuenco (Guadalajara) cortan un pino muy recto y alto, lo colocan en la plaza del pueblo, cuelgan el judas en la punta del pino y tras la misa lo queman en el mismo pino. En Talayuelas antes se colgaba de un poste, ahora en un hierro en un balcón instalado a tal efecto, antes de llegar a la plaza de la Iglesia. En Campo Arcís un judas se colgaba en una carrasca en la Casa de los Señoritos en el puro agro.

Otras veces los disponían en sillas, mesas, carros, atados a un árbol, farolas, rejas o a las propias enramadas como en Jaraguas... En Iniesta y Villanueva de la Jara llegaron a aprovechar la cruz de término. En Fuenterrobles se posaban en balcones como si formaran parte de la gente, sentados en la calle con silla y a veces con mesa incluida.

En otras poblaciones se cuelgan en el campanario, el lugar más alto de la población. Optar por esta ubicación supone contar con la aquiescencia de la autoridad religiosa que entiende el evento como parte del relato bíblico de la Pascua de Resurrección. Es el caso de Venta del Moro, Casas de Moya, Casas de Pradas (también arriba de las puertas de la Iglesia), El Herrumblar, Villanueva de la Jara, Iniesta, Fuentes o Pedro Izquierdo. Sólo una vez se permitió colgar al judas en el reloj de Villamalea, pero ya no les dejaron más. Judas con críticas y arco de Camporrobles año 2017

LOS TIEMPOS DEL JUDAS

Como ha quedado dicho, el Judas en nuestra área de estudio está vinculado a la Pascua de Resurrección y no al Carnaval o a San José. La Cuaresma y la Pascua de Resurrección es tiempo de purificación y el “judas” aparece como un evento de carácter purgatorio de lo desechable o rechazable por la comunidad. En casi todas las poblaciones se colgaba en la madrugada del Sábado de Gloria al Domingo de Resurrección para que estuvieran preparados cuando se realizaba la Procesión del Encuentro allí donde la hubiere. Así pues, se instalaban generalmente por donde discurría la procesión. Particular es el caso de la romería de la Cueva Santa del Cabriel de las gentes de Fuenterrobles que lo colgaban un 15 de mayo. En Talayuelas se cuelga ahora poco antes del paso de la Procesión porque si no los impacientes quintos los hacen explotar antes de tiempo. También en Ledaña se cuelga ahora el domingo por la mañana. En Mira era el propio domingo cuando se colgaban: primero subían juntas las imágenes a la ermita, se hacía la misa y durante la misa la gente del pueblo “plantaban los judas”, de tal forma que a la vuelta de la procesión ya estaban expuestos a la vergüenza pública.

Los primeros diccionarios, como hemos referido antes, aluden a su instalación el propio Sábado de Gloria, y algunas referencias a ello hemos encontrado en la comarca. En Casas de Moya nos relatan que el judas y judesa se colgaba ya en Jueves Santo.

Con respecto al momento del aniquilamiento del judas, en muchas poblaciones el encuentro de la Virgen con el Niño es la señal para que se dé rienda suelta a los deseos de justicia popular con el judas. Metafóricamente supone la ascensión a los cielos de las imágenes frente al descenso a los infiernos del desleal y suicida apóstol.

En Venta del Moro, cuando se produce el encuentro de las imágenes, se retira la túnica de luto y el velo a la Virgen que contempla la imagen de su Hijo, en ese preciso momento la banda toca el himno nacional y al mismo tiempo se despeña al judas desde el campanario. En la actualidad, se ha retrasado el momento del lanzamiento del judas hasta que suben las imágenes a la Iglesia para que todos los acompañantes de la procesión vean el rito que anteriormente no podían contemplar por producirse en espacios separados y sin visibilidad.

En algunas localidades, los judas se bandean al propio paso de la procesión como era el caso de Fuentelespino y se sigue realizando en Cañete, donde la acción se denomina “pegar judazos”, y la gente se tiene que refugiar hasta debajo de las andas. Al final de la procesión ya no queda nada de los muñecos. En Fuentelespino esta actitud casi rozó el gamberrismo y produjo la queja de los curas. En la Puebla del Salvador, la “Procesión del Encuentro” se denomina “Procesión de los Judas” (dato muy revelador) y el encuentro de las imágenes en la plaza de los Reyes Católicos da carta blanca a los muchachos para destrozar los judas mientras pasa la procesión, jugar con ellos, arrojar la paja a las mujeres, en un desorden comúnmente aceptado. En Ledaña estaban expuestos todo el Domingo de Resurrección y a la puesta del sol acababan con él. En la actualidad, el aniquilamiento se produce al final de la misa del Encuentro.

En algún pueblo se quedaban expuestos dos o tres días como en Utiel. En Villamalea, los cinco o seis mejores judas que más gustaban los colgaban más días y se dejaban para otro año. En la Huerta del Marquesado antiguamente robaban el judas a los de Campillos. En la actualidad, la procesión del Encuentro se junta en las Cuatro Esquinas donde la Virgen realiza tres reverencias a su Hijo y su manto es cambiado por otro de vivo color. Juntas las imágenes retornan a la Plaza Mayor donde se quema al judas. A veces el chocolate es preceptivo con o tras el Judas como en Venta del Moro, Miguel Esteban, El Alamillo o como lo era en Casas de Pradas. 

EL FINAL DEL JUDAS

El Judas se confecciona para ser ajusticiado, aunque en alguna localidad y por excepción se guardaban y no destrozaban, como en Jaraguas donde se manteaban y después se guardaban para el Entierro de la Sardina. También se retiraban y guardaban en Fuenterrobles, Villamalea, la Graja y algunos judas de Villalpardo (otros sí lo deshacían). En Villarta los judas se deshacían, pero no públicamente.

Dentro de este auto de fe paródico, el suplicio más común es apalear el judas y quemarlo. En Venta del Moro se despeña del campanario, inmediatamente los niños armados de varas lo apalean, mientras un niño agarra la cuerda de la que pendía el muñeco y lo arrastra durante unos quinientos metros hasta la rambla perseguido por la muchedumbre que va destrozando el muñeco. Finalmente, ya en la rambla se procede a quemarlo mientras los guachos siguen dándole varazos. Se quemaba en Villargordo, Iniesta, Los Corrales, Minglanilla, Castillejo, Aliaguilla. En Talayuelas, Ledaña y Casillas de Ranera su crematorio iba acompañado de pólvora en abundancia.

En otros pueblos, sobre todo los que más están en contacto con La Mancha, se opta u optaba por el manteo hasta deshacerlo como en Cardenete, Motilla o Landete. En Alcalá de la Vega y Salvacañete se mantea y quema. En pueblos de Guadalajara se le pegaba un tiro antes de quemarlo.

En Requena, los jóvenes los alcanzaban con una cuerda y una piedra en el extremo para estirar de la cuerda y que cayera, desprendiendo su contenido sobre los muchachos que después lo despedazaban. 

En la Cueva Santa del Cabriel, tras un infamante proceso de arrastre, cuelga, manteo y canto de coplas burlescas, el final era su despeñamiento por un barranco.

Un poco alejado de nuestra área de estudio, no nos resistimos a comentar la ceremonia impresionante de suplicio de Albalate de las Nogueras, donde el judas se instala en la punta de un tronco o viga de madera elevadísimo, que sobrepasa la espadaña de la Iglesia, sostenido por otros postes en la base en forma de “x” llamados “tijeretas”. Retiradas las tijeretas y cuerda se produce una caída espectacular despedazando el judas que después se quema. 

Importante es el papel de los niños que en muchas poblaciones tienen reservado el rol de ejecutar la justicia popular, otorgándoles ya una funcionalidad dentro de la comunidad vecinal. En Venta del Moro son los niños de unos seis a doce años los que apalean y arrastran al judas; igual que en Salvacañete, Alcalá de la Vega, Puebla del Salvador, Ledaña, Casas de Pradas, Sinarcas, Iniesta o Villanueva de la Jara. Hoy los apalean, dentro de unos años asumirán mayores responsabilidades y lo confeccionarán y expondrán a la vergüenza pública.

HOGUERAS

Ya se ha relatado el papel del fuego en el rito y el hecho de que muchos judas eran/ son quemados. Pero, además, en algunas poblaciones el rito va acompañado de hogueras, que están muy vinculadas con los quintos y ritos de paso. En Cardenete, la madrugada del Sábado los quintos confeccionan una hoguera muy grande a la puerta de la Iglesia y los llamados “toreros” otra en el Calvario. En Aliaguilla se siguen confeccionando las hogueras en la puerta de la Iglesia. Otras dos hogueras se realizan en Camporrobles. También se siguen haciendo piras en Salvacañete y la Puebla del Salvador. En Sinarcas, antiguamente se hacía una hoguera pequeña mientras se confeccionaba El Riego.

LOS ELEMENTOS VEGETALES 

Para Frazer y la escuela vegetacionista, el judas muñeco representa el espíritu de la vegetación que anualmente debe ser destruido para garantizar el renacimiento del ciclo natural y productivo del año venidero.

No somos muy partidarios de esta teoría explicativa, pero sí debemos reseñar la importancia de los elementos vegetales vinculadas con la Pascua, que en algunos lugares son de singular importancia.

Es general la puesta de enramadas y “pinos” con diversos componentes. En Casas de Moya con serpentinas, naranjas y arcos entre árboles en la plaza. En Casas del Rey se plantaban enramadas de cuatro pinos y arcos entre ellos con adorno de naranjas, flores y caramelos. En Casas de Pradas eran de cebada verde y la enramada iba desde la puerta de la Iglesia hasta la entrada de la plaza. En Talayuelas son enramadas de sabina bien vestidas con bizcochos hechos adrede, naranjas y flores de papel. En Castillejo se confeccionaba una enramada de sabina con coronas con madalenas y se colgaban en las puertas de las mozas las coronas. En la Puebla del Salvador se instalaba la enramada del cura en la puerta de la iglesia y la enramada “del Niño” para rifarla en beneficio de los quintos. También se construían arcos de enramada por las calles del paso de la procesión. En Venta del Moro se sigue poniendo una enramada de sabina y se plantan algún pino en la plaza de la Iglesia (antes se plantaban más). En Sinarcas, la enramada continúa haciéndose de sabina y se pone alguna “flor”. En Fuenterrobles había enramadas y en Cardenete los quintos la siguen poniendo en la puerta de la Iglesia. En Aliaguilla el Ayuntamiento facilita los pinos y los quintos los plantan en la puerta del baile y de la Iglesia, aunque con anterioridad se ponían en la calle hasta que un pino cayó sobre un coche y lo tuvieron que pagar los quintos. En Villalpardo siguen confeccionando la enramada en la puerta de la Iglesia, pero antes se hacían arcos en la calle. En Villamalea se realizaban antes varios arcos. En Casillas de Ranera ya no hay judas, pero sí enramadas. En el Barrio Arroyo se hacían vergeles para el adorno del Niño y arcos de ciprés (Arenas Domínguez, 2017).

Espectacular es el arco de Camporrobles confeccionado por los quintos a modo de templete cuadrangular de palos con sabina con bóveda a cuatro aguas todo profusamente ornamentado con las “flores” de papel de variados colores y coronado con el escudo de Camporrobles y la mención del año de la quinta.

También muy reseñable es el “chozode El Herrumblar, elaborado con arcos de sabina con flores de papel a modo de hornacina donde descansa la imagen del Niño y con acompañamiento de vistosas macetas artificiales y tradicionales vergeles en el suelo.

Destacable, asimismo, el llamado “ramo” de Cardenete que incluye un pequeño grupo escultórico, en el 2017 una fuente, adornado con elementos vegetales, que es sacado en procesión sobre andas. Antiguamente, mientras las jóvenes se distraían confeccionado los judas, los mozos ponían en las ventanas de las chicas trigo, ramos de buje o como burla huesos de animales muertos (burros, perros…). En la mañana del pasacalle todas las calles estaban adornadas con los judas, el trigo, los ramos, el buje y la enramada de la puerta de la Iglesia.

En Mira se ponían “aleluyas” que eran coronas con flores y ramas de desmayo y se dejaban en las casas de la moza por los amigos del pretendiente. A la Virgen se le ponía la primera “Aleluya”. En Iniesta se llamaban “albricias” y en Villanueva de la Jara “macollas”, ambas iban dirigidas a las novias de los mozos que las colocaban y las dos se hacían con manojos de trigo. El recurso a los cereales como adorno es general en La Manchuela. En Minglanilla si las albricias eran de trigo es que te querían y si no te querían eran con cebada. En la Graja se ponían albricias en casa de las mozas. En el Castillejo, las albricias se colgaban en su ventana con una macolla de trigo y en la torre colgaban una soga toda llena de albricias. 

En Alcalá de la Vega, Salvacañete, Landente o Ledaña no hemos encontrado referencias a las enramadas y en Fuentelespino de Moya se confeccionaban para los mayos.

LOS SONIDOS DEL JUDAS 

Los judas también poseen un componente sonoro asociado. En Venta del Moro los quintos y grupos de vecinos suben al campanario, que permanece abierto toda la noche, la noche del Sábado al Domingo de Resurrección para repicar manualmente las campanas. También se repican cuando se produce el Encuentro. Otras poblaciones donde se volteaban o se voltean toda la noche son Sinarcas, Camporrobles, Cañete o El Herrumblar. En Salvacañete se tocan por al amanecer del Domingo de Resurrección cuando el judas está ya colgado. En Aliaguilla siguen repicando toda la noche, pero con anterioridad les repicaban a doce chicas llamadas las “catalineras” que a cambio les debían hacer una buena comida.

En Landete suenan las campanas antes del judas, celebrando la Resurrección. En Fuenterrobles, las campanas y la suelta de palomas iban conectadas con la procesión del Encuentro. En Utiel se tañían la mañana del Domingo de Resurrección. En la Puebla del Salvador las campanas repican al vuelo. En las Casillas de Ranera con la procesión.

Como se ha dicho anteriormente, el ruido de las carretillas también estaba presente en poblaciones como Casillas de Ranera, Ledaña y prosigue con gran profusión de pólvora en Talayuelas desde el Miércoles Santo y así se reflejan en algunas de sus coplas espontáneas: 

“La fiesta casi ha acabado

y los cohetes hemos agotado 

pero todavía queda el gran final

el judas está por quemar.

 

A de Juana hemos colgado

pues a pulso se lo ha ganado

por librarse de la cárcel

en los huesos se ha quedado.

 

La sentencia del jurado

a todos ha decepcionado

pues no podemos permitir 

que a las víctimas se las traten así.” 

 

Intencionalidad 

Sirva este humilde artículo para apoyar la continuidad del judas en todas aquellas poblaciones que prosiguen celebrando el rito y para ayudar a las localidades que busquen su recuperación. 

Informantes 

Como informantes destacados señalamos a Fermín Pardo para toda la Meseta de Requena-Utiel con entrevistas realizadas en 1986; Mariano López Marín y Conchi Bayo Belmonte para toda la Serranía de Cuenca y Javier Cuéllar para La Manchuela, especialmente Iniesta y Villanueva de la Jara. Además, Manuel Martínez Tórtola en la Puebla del Salvador; Vicente Peñarrubia García “Tío Can” en Villalpardo; la Tía Gaspara en Villarta; Ceferino Anguix Molina “El Chale” en Villamalea; Rosario Mora y Amparo Piqueras “La Morena” en Minglanilla; Luz Pérez Terrádez, José Navarro Villar, Ana Luz Navarro Pérez y Esperanza Valero en Mira; Vicente Pardo Verde, Dolores López Moya y José García Piqueras de Casas de Pradas; Alberto Jiménez y Jiménez, Encarnación Orozco Peñarrubia y Alonso Navarro Pérez en Ledaña; Esmeralda Barberá en Aliaguilla; Damián Sáez en Pedro Izquierdo; Mariano Herreros Murgui en la Huerta del Marquesado; María Jesús Pardo, Victoria Valenciano Borja y Pepillo en las Casas de Moya; Antonio Heras, Pilar Merchante, José Luis, Julia, Mercedes y Aurora de Cardenete; Alfonso Navarro Cortijo en Castillejo de Iniesta; Enriqueta “La Panadera” en la Graja de Iniesta; Palmira a sus 85 años en Pajarón; Amparo con sus 83 años en Paracuellos; Amalia del Recuenco; Francisco Hernández López, Mariano López Marín, María Ángeles García, Ana Cortinas, Amparo Cortinas en Landete; Florentino Pérez Maranchón en Las Monjas; Bienvenido Ródenas en Villargordo; Pilar Navarro Moya en Casas del Rey; Rafael Bernabéu López en Requena; Leandro Arenas Domínguez en Barrio Arroyo; Lucía Gómez Pérez y hermanos en Villar de Olmos; Consuelo Abellán García y Julia Candel Monterde en Los Corrales; Ermelina Lloria Verdú en La Torre; Fernando Moya Muñoz en Fuenterrobles; Bernardo José Pérez Cubas en El Herrumblar; Pepe Benedicto en Fuentelespino de Moya; Jesús Garcella Montero en Casillas de Ranera; Pepe Pérez Ramírez y Mariví Muñoz en Sinarcas; Agustín de Talayuelas; Vicente Herráiz, Bautista Martínez, María Defez en Henarejos; Patricia Romero en Cañete; Florencio García “Tío Flores” en Los Marcos y Juan Piqueras Haba en Campo Arcís.

BIBLIOGRAFÍA

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Asociación Cultural Amigos de Venta del Moro

COMARCA

Oleana, 2018, n. 35, p. 361-382.. LATORRE ZACARÉS, Ignacio.