IGLESIAS PARROQUIALES VENTURREÑAS (I):

CASAS DEL REY, CASAS DE MOYA Y VENTA DEL MORO

© José Pardo Conejero y Andrés Esteban Sánchez Torres

El interés que el estudio de la arquitectura de las iglesias de las comarcas del interior ha suscitado es escaso. Varios factores confluyen y provocan esta circunstancia que con mucho esfuerzo se pretende paliar de forma progresiva. La despoblación de nuestros municipios y aldeas en detrimento de las ciudades responde a causas complejas y cambiantes, en algunos casos sorprendentes para los vecinos de la urbe. A menudo sucede que desde las ciudades se desconoce, por ejemplo, que en algunos de nuestros núcleos rurales no llega la línea de ADSL, lo cual establece una seria limitación para trabajar en sectores diferentes al de la agricultura. Pero no solo son causas estructurales las que explican este desinterés pues, por otro lado, es difícil encontrar muestras de la arquitectura culta en nuestros templos rurales, cuyos valores patrimoniales más relevantes tienen a veces un carácter más próximo a la etnología que a la arquitectura entendida como disciplina artística. Si añadimos el consuetudinario y secular desprecio a la albañilería, entendida siempre como hermana menor de la construcción, y la valoración de la cantería como única técnica constructiva susceptible de conservación y estima, tenemos los ingredientes principales del habitual desdén que tradicionalmente los arquitectos han profesado a nuestra arquitectura religiosa, arquitectos generalmente formados en la obra nueva.

El presente artículo viene a paliar un enorme vacío con una modestísima contribución. Es el resultado de una inquietud que surgió como consecuencia de un breve estudio del patrimonio comarcal que hicimos para la publicación La Diputació Provincial de Valencia i el patrimoni cultural. Quinze anys d’història, actualmente en prensa (1). Si bien la voluntad principal de la institución provincial era mostrar la labor del Sección de Restauración de Bienes Culturales de la Diputación de Valencia en los últimos quince años, sus responsables entendieron que no era posible difundir las restauraciones subvencionadas por la Diputación sin establecer previamente un panorama del patrimonio cultural provincial -no mucho más conocido en su conjunto que la arquitectura del interior-, habida cuenta de que las intervenciones ejecutadas con ayudas provinciales son generalmente de escaso presupuesto y se destinan no a los principales bienes culturales, sino a aquellos de interés local y comarcal. Estas restauraciones, si bien de pequeña entidad, han llegado por lo tanto prácticamente a todos los monumentos de la provincia, incluso a los menos atendidos por hallarse en núcleos apartados de la actividad que genera la zona costera y la capital. Por ello, se organizó la publicación en dos tomos: un primer tomo que ofrece esta visión de conjunto del patrimonio, estructurada por comarcas, y un segundo que recoge las intervenciones más relevantes del panorama comarcal en las que ha colaborado la Diputación de Valencia. Cabe indicar que son los ayuntamientos, parroquias y entidades sin ánimo de lucro -y no la propia Diputación Provincial- los solicitantes y promotores de estas operaciones de restauración de inmuebles histórico-artísticos. En consecuencia, es muy llamativo desde el punto de vista cultural el hecho de que en la comarca de Requena-Utiel sean sus iglesias las que hayan concentrado el mayor número de peticiones en las ayudas, lo cual nos indica que han sido consideradas por sus habitantes como los principales monumentos, los más estimados y merecedores de las ayudas de restauración concedidas por la Diputación de Valencia. Los servicios técnicos de la Diputación de Valencia confiaron en nosotros la redacción del capítulo correspondiente a la comarca de Requena-Utiel, trabajo que desarrollamos con escasos medios pero con gran ilusión. En esta labor, se consultaron todos los expedientes relativos a obras desarrolladas por la Diputación de Valencia en nuestra comarca y se consultó la principal bibliografía relativa. Se observó entonces una carencia generalizada en lo que respecta a la elaboración de planos y documentación general de nuestros templos parroquiales: apenas hay fotografías del estado anterior, raramente hay planos, los proyectos son muy escuetos y la memorias finales de intervención muy breves. Por ello, se procuró documentar al máximo los monumentos que se visitaron y se levantó una planta de cada uno de ellos con objeto de ofrecer una información gráfica comparada de algunos templos de la comarca, en un proceso que inicie un estudio comparado y una difusión paralela de la estima de nuestro patrimonio religioso. (2)

Ya que por razones de espacio no se pudieron incluir en esta publicación provincial todos los inmuebles visitados, este artículo pretende ampliar lo apuntado sobre la arquitectura religiosa venturreña. Si a ello unimos que las publicaciones institucionales no siempre tienen la proximidad y relación de inmediatez que las publicaciones locales tienen con respecto a los habitantes de un municipio, parece lógico desarrollar este trabajo en el ámbito de actuación de El Lebrillo Cultural. Este artículo es complementario al que se hizo para las iglesias de la comarca, publicado en la revista Oleana número 30 en el ámbito del VII Congreso de Historia Comarcal, Infraestructuras y patrimonio en la Meseta de Requena-Utiel. En concreto, y con respecto a Venta del Moro, se visitaron las iglesias de las Casas de Moya, la de las Casas del Rey y la propia del núcleo de Venta del Moro. De ellas vamos a pergeñar unas notas que sirvan al menos para paliar el vacío actual referente al estudio de lo que, hasta el momento y según la petición de fondos para su restauración, han considerado los habitantes de Venta del Moro como sus principales monumentos.

Iglesia de Cristo Rey de Casas del Rey

Es sin duda una de las más notables iglesias de las aldeas de Venta del Moro. Es uno de los máximos exponentes de la arquitectura neogótica comarcal, junto con la iglesia de Nuestra Señora del Carmen de las Monjas. Su primera piedra fue colocada el 20 de mayo de 1927 y el 23 de enero de 1931 (3) fue consagrada. Las fechas son algo tardías dentro del panorama neogótico europeo y también nacional y se explican por el conservadurismo arquitectónico de la sociedad rural y por la consideración del gótico como el estilo más adecuado para expresar el sentimiento religioso cristiano (4).

Referentes de esta arquitectura los hay y son de importancia. En el ámbito nacional, destaca por su significación la Catedral de la Almudena, en la capital de España, cuyo proyecto inicial del Marqués de Cubas se inició en el último tercio del siglo XIX; o la Basílica de San Vicente Ferrer de Valencia, obra de Arnau y de Almenar, de principios del XX (5). Sin embargo, en ámbitos rurales conocemos la actividad extraordinaria de maestros de obras como Fray Maseo Company, que junto con el arquitecto alcoyano Vicente Pascual proyectó y ejecutó en el primer tercio del siglo XX numerosos edificios neogóticos en el entorno valenciano, como la iglesia parroquial de Benissa, llamada la Catedral de la Marina (6), o numerosas ermitas e iglesias, como la de la Ortissa de Benigànim, espectacular en lo referente a acabados constructivos y tan injustamente desconocida en la historia de la arquitectura valenciana como la iglesia de Cristo Rey de Casas del Rey.

El templo tiene un exterior muy sencillo, que incluso se podría intuir como inacabado si lo comparamos con la iglesia de Las Monjas, cuyas notas quedan postergadas para otro momento. Sin embargo, el interior sorprende por la hermosa proporción y porque, a pesar de las modestas dimensiones, participa de una monumentalidad muy superior a la que le corresponde por tamaño. En planta se organiza con la sucesión de tres crujías cubiertas con bóvedas de crucería sencilla y un presbiterio pentagonal también cubierto por una bóveda nervada. Pautan y dividen las crujías arcos fajones, también apuntados. En alzado, los nervios no llegan al suelo y se adosan a los muros. Los nervios parten de unas ménsulas compuestas por una racimo de capiteles de recuerdo clásico (tienen una doble hilera de hojas de acanto, como en los capiteles corintios), que rematan unas columnillas de imitación marmórea surgidas de una peana sustentada por hojarascas. Las nervaduras del presbiterio, en cambio, arrancan de columnillas únicas cuyo capitel también reproduce elementos vegetales, pero de aspecto gótico. Ya que no dispone de capillas laterales, el culto a los santos se realiza por medio de peanas molduradas que vuelan desde los muros y se inscriben dentro de orlas cuyo remate también es apuntado (7). Como es habitual en estas iglesias, los paramentos interiores imitan en su enfoscado un despiece regular de sillares, acabado de los paramentos propios también de la arquitectura gótica. Tiene una sacristía añadida, en la parte posterior, cuya obra parece adosarse a la de la iglesia y sería por lo tanto posterior.

El edificio es de mampostería, fábrica cuya materialidad se apreciaba antes de los trabajos de saneamiento del enfoscado que la cubre. Se desconoce cómo se resolvió la cubierta, pero tiene un espacio de cámara entre los faldones y las bóvedas al cual se puede acceder a través de una ventana que se alcanza mediante una escalerilla exterior de mantenimiento. El suelo es de terrazo y no es el original, como también es añadido el zócalo marmóreo del altar (que con dos piedras distintas forma la señal de la Cruz) que por su tamaño y contención expresiva no desmerece de la hermosa arquitectura neogótica que enamora tanto a los propios como a los que la visitan. Es, en definitiva, una de las más bellas iglesias de la comarca.

Iglesia de San Antonio Abad de Casas de Moya

Es la iglesia de San Antonio Abad acaso la más desconocida en su estado original. La última reforma ha modificado sustancialmente sus acabados interiores, muy diferentes a los primigenios. Su construcción es tardía, pero todavía responde a los modelos de la arquitectura vernácula, que es por definición autárquica, local y mucho más sostenible que la actual: se construye con los materiales del entorno y con las técnicas tradicionales heredadas generación tras generación. La construcción y aspecto de la iglesia de San Antonio Abad de Casas de Moya nos recuerda a la iglesia de Los Isidros, con la que comparte advocación y casi fecha de consagración (1927), tres años después de la de nuestra iglesia, consagrada el 10 de marzo de 1924 (8). Una inspección inicial podría aventurar, con la observación de las fábricas de mampostería enjalbegadas, que el templo tiene una antigüedad muy superior a la que tiene, aunque la observación de las fechas de consagración indica que es casi contemporánea a la iglesia de Casas del Rey.

La capacidad de este templo es algo mayor que la de la iglesia de Casas del Rey, aunque sus anchos son coincidentes. Ya hemos apuntado en otros escritos que el trazado histórico de iglesias estaba muy relacionado con los usos, pero también con los sistemas constructivos y con sus posibilidades; las soluciones de cubierta, generalmente de madera, determinan en muchos casos los anchos de nave o las proporciones de crujías (9). En planta forma el templo un rectángulo, que incorpora la sacristía (no es un añadido como suele ocurrir). Como no posee capillas laterales, el culto a los santos se lleva a término mediante hornacinas en los muros laterales. Tiene coro alto a los pies, al que se accede por la escalera del campanario. El interior destaca por una moderna bóveda tabicada, de perfil apuntado y aparejo en espiga, un suelo actual de baldosas cerámicas y estucos y acabados marmóreos en altares y hornacinas.

El picado exterior, aquí también presente, de los paramentos para dejar la mampostería vista es una moda común en la arquitectura de la comarca y de la provincia. La desnudez resultante hubiese escandalizado, con toda seguridad, a los artífices de la originaria iglesia, quienes entendían que las construcciones que quedaban sin enlucir eran las más humildes. Sin embargo, a pesar de que los actuales criterios de restauración no aconsejan la desnudez de la fábrica y por tanto con carácter general los organismos competentes en materia de patrimonio cultural no autorizan este tipo de intervenciones, es una buena fuente de información para el estudioso observar las fábricas desprovistas de su enfoscado. Si observamos la fachada principal, en su lado del evangelio (izquierda según miramos desde fuera), vemos cómo las adarajas o cremalleras de ladrillo macizo que traban con la mampostería se disponen hacia el interior de la fachada y dejan fuera al campanario. Queda pues claro que en un momento dado de la evolución del edificio, la fachada existía sin campanario, que fue lógicamente construido con posterioridad. Sin embargo, a una altura próxima a la coronación del actual remate, en dicho lado izquierdo, se ven las adarajas cómo traban con la fábrica del campanario, claro indicio de que la torre es anterior al remate mixtilíneo de la fachada. La contemplación minuciosa de esta fachada nos da a entender que fue recrecida, y la disposición de mampuestos nos sugiere que esta fachada pudo tener una espadaña en su centro. La posición de los mampuestos sugiere un aparejo inclinado, que sigue las vertientes de una cubierta y que discurre desde el cambio de orientación de las adarajas a un centro de la fachada. En dicha parte central por encima de las dos vertientes, el aparejo parece diferente del propio del remate semicircular: la actual restauración que siguió al picado lo confirma, pues las juntas de este recrecido son de mucho mayor espesor que las de la fábrica original cuyos mampuestos tenían un grado de talla y careado muy superior. La sustitución de espadañas por campanarios no es infrecuente en las iglesias de nuestra comarca: baste ver el ejemplo decimonónico de San Sebastián de Requena -en el que se construye una torre- o el de Santiago Apóstol de Fuenterrobles (10), en la que se sustituye la espadaña por una torre que imita la de Camporrobles ya del siglo XX. Esta elevación se vislumbra también, aunque con mayor dificultad, en los paramentos laterales, pues la fábrica superior tiene juntas muy superiores a la inferior, como venimos diciendo.

Finalmente, cabe hacer alguna mención a la torre. Ésta sigue la tipología castellana más sencilla -torre cuadrada con cuerpo único de campanas-, codificada desde el renacimiento (las torres de El Escorial y del Monasterio de Uclés serían sus más cultos referentes) y se aparta de la tipificación barroca de la torre valenciana, desarrollada por Mínguez en el siglo XVIII -recordemos que Mínguez estuvo en nuestra comarca e intervino en San Nicolás de Requena (11)-. El remate barroco valenciano tuvo una difusión extraordinaria y su utilización fue popularizada extensamente en el siglo XIX en toda la provincia, incluso en lugares apartados de la costa (12), aunque no en nuestra comarca. El remate en chapitel imita, con toda seguridad, el de la torre de la iglesia de Nuestra Señora de Loreto de Venta del Moro, emparentado con el de otras iglesias de la comarca como la del Salvador de Requena. Como en el primer caso, se ha sustituido recientemente el original de madera por uno de acero y también su tejado se ha revestido con teja azul cerámica, tan característica de las tierras valencianas, lo que nos recuerda que en el fondo, fuimos, somos y seguiremos siendo tierra de frontera, de intercambio y de mescolanza.

Iglesia de Nuestra Señora de Loreto de Venta del Moro

Es sin duda la principal y más importante iglesia venturreña. También es, seguramente, la que más incógnitas ofrece en su estudio. Si uno de los objetivos de este artículo podría haber sido el esclarecimiento de algunas dudas acerca de su arquitectura, la conclusión más bien será la opuesta: la generación de nuevas preguntas cuya respuesta se desconoce.

Por ello, y con objeto de no dispersar lo poco que sabemos y lo mucho que ignoramos, nos vamos a centrar en tres aspectos que nos ayuden a organizar estas notas: la descripción sucinta del actual edificio y su renovación; la observación comparada de las fotografías antiguas y, finalmente, el análisis de las fábricas de su fachada principal y torre.

Nacho Latorre nos ha facilitado amablemente los siguientes datos que permiten situar históricamente la iglesia de Venta del Moro:

• 1579. Visita pastoral a la ermita de Venta del Moro donde se contabilizaban siete vecinos y 22 personas de comunión.

• 1585. Se asignan 25.000 maravedíes a la ermita de Venta del Moro.

• 1588, abril, 29. Visita pastoral a Venta del Moro que es relacionada como lugar de seis vecinos o familias.

• 1601. Juan Marco “El Mozo”, vecino de Requena, lega tierras a favor de la fábrica de la Iglesia de Venta del Moro.

• 1763. Iglesia de Venta del Moro se segrega de la de Villargordo y pasa a ser anejo del Salvador de Requena.

• 1806. La Iglesia Parroquial de Venta del Moro vende las tierras de la “Pía Memoria de Almas” de su propiedad.

• 1896, abril, 6. El Obispado de Cuenca aprueba la creación de parroquias nuevas: parroquias de entrada (Los Corrales, Campo Arcís, Los Isidros, La Portera, Las Cuevas, Venta del Moro y San Antonio); parroquias filiales (San Juan, Las Casas de Utiel, Casas de Pradas, Los Pedrones y Villar de Olmos); parroquias de ascenso (Caudete, Fuenterrobles, Villargordo y Camporrobles). Se suprime la Parroquia de Santa María en el casco urbano de Requena.

• 1997. Restauración torre-campanario y campanas de la Iglesia de la Virgen de Loreto de Venta del Moro.

• 2007, diciembre, 6. Dedicación de la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de Loreto de Venta del Moro y consagración del Altar Mayor por el Cardenal-Arzobispo de Valencia D. Agustín García-Gasco Vicente y fin de los diez años de restauración.

• 2011, mayo. Restauración de las imágenes de San Isidro y de la Virgen de Loreto de Venta del Moro.

Es muy interesante el dato relativo a la elevación a parroquia filial en el siglo XVIII de la iglesia de Nuestra Señora de Loreto de Venta del Moro, así como la noticia referente a la desvinculación de la de Villargordo en 1763 (13). Es probable que su fábrica aprovechase restos anteriores, aunque se podría considerar que en dicho siglo XVIII la mejora de las condiciones económicas, el aumento demográfico y la consideración de parroquia supusieran la ejecución de obras de importancia en el templo que perdurasen hasta las actuales trazas. La iglesia que hoy día vemos es el resultado de ambiciosas obras, algunas de ellas sufragadas por la Diputación de Valencia y otras ejecutadas con medios propios. En el archivo provincial hay varios expedientes de obras: restauración del retablo de la Virgen de Loreto (2000); restauración de capillas laterales (2001); policromado del presbiterio y retablo (2002) y restauración y acondicionamiento de la sacristía (2006). En planta, el templo es de tres naves, con la nave central dividida en cuatro tramos y sus correspondientes capillas laterales, conectadas con la nave por arcos de medio punto y entre ellas por arcos escarzanos. Tiene unos arcos fajones cuyo intradós acusa la forma de las dos vertientes de la cubierta, a modo de arcos diafragma. Tiene un nártex bajo el coro y una potente torre en el lado del evangelio. De su actual decoración, totalmente moderna, poco podemos decir salvo una breve descripción. Las fotografías de antes de la intervención muestran cómo buena parte de ella es añadida: las vertientes de la cubierta definidas por los intradoses de los arcos se adornan con nervios de recuerdo ojival y acabado de imitación marmórea; en alzado, un orden de cornisa quebrada típicamente barroco, que imita mármoles, se apoya sobre capiteles corintios dorados; el altar, más que restaurado, es nuevo; también lo son las vidrieras, inexistentes por tradición en estos templos, y los revestimientos que con carácter general imitan mármoles y jaspes. El pavimento es de baldosa hidráulica, similar a la que se colocaba en los años 1950. En el coro, existen los restos de dos ménsulas de madera tallada, con roleos, típicas y propias de los canes de las armaduras de cubierta de la arquitectura religiosa tradicional de la antigua diócesis conquense.

De las fotos antiguas que se conservan y conocen, sabemos que la iglesia debió de ser totalmente desprovista de sus ornamentos arquitectónicos en posguerra. La contemplación de la imagen anterior a la Guerra Civil en la que aparece la Virgen del Loreto nos muestra cómo hay un retablo de aspecto neogótico y unas molduras de corte clásico en los arcos que comunican la nave central y las capillas laterales. ¿Cómo eran estas molduras y qué orden pautaba el alzado interior de la iglesia? ¿Cómo era el retablo original o, al menos, el neogótico? No parecen concordar con los de la moderna restauración, pero al menos sabemos que antes de la guerra tuvo la iglesia una decoración de tipo arquitectónica ahora perdida. Queda aquí planteada la duda razonable de cómo fue, cuyo conocimiento se podrá determinar con la aportación de fotografías de épocas anteriores.

Por otro lado, las fotografías antiguas de la fachada principal dan a entender dos hechos significativos: que estaba enfoscada y que la portada pétrea fue mutilada. Como hemos reseñado, la piedra vista es una moda alejada del decoro original que enfoscaba los templos. Además, el revestimiento barroco raramente era liso: bien imitaba sillares en su despiece dibujado, como era nuestro caso, bien ornaba con galones u otros motivos polícromos el dibujo de la fachada. Este enfoscado con un dibujo que imita sillares, que se aprecia perfectamente en las fotografías de posguerra, fue posteriormente encalado. Esta última configuración fue picada en los últimos años con el objeto de dejar, como es ya hábito, la mampostería vista. La otra fotografía que nos llama la atención es la que muestra cómo la portada tenía un dintel de piedra que fue eliminado más tarde, acaso para permitir la salida de pasos procesionales. Esta mutilación desvirtúa la proporción original de la fachada y de su portada de piedra. Así pues, sabemos que la fachada tuvo un fingido de sillares que ya no tenemos, así como una portada de más bellas proporciones que hoy día se halla mutilada. El cómo fue y su posible restitución queda así apuntada y pendiente para futuros estudios.

Finalmente, el análisis de la fábrica de la fachada principal y de la torre nos suscitan nuevas dudas. Parece claro que la línea de sillares que muestran una falta de traba entre las capillas de la epístola (derecha según miramos) y la fachada indica que las capillas se adosaron con posterioridad. Sin embargo, esta falta de traba no llega a toda la altura, sino a dos tercios de la fachada. ¿Por qué? No lo podremos resolver sin mirar a la torre.

La torre posee una sucesión de tres cuerpos. Los dos inferiores son de piedra y el tercero, aunque subdividido por una cornisa, es de ladrillo. El cuerpo inferior es más ancho en su base que el segundo, y parcialmente invade la composición de la fachada. El aparejo de su fábrica es muy diferente al del cuerpo segundo: las piedras basilares son de gran tamaño (incluso parecen romanas al decir de algunos expertos) y la disposición de sillares no se hace siempre por hiladas horizontales, por lo que las piedras angulares o sus adyacentes se tallan en forma de pistola para permitir una traba con los lienzos de muro. El segundo cuerpo de la torre tiene una fábrica de sillería por hiladas; muestra también los mechinales que se debieron de utilizar para alojar andamios y medios auxiliares. En ambos cuerpos, salvo en la base que la piedra es más compacta, se usa una piedra calcoarenítica (o areniscas cuyos granos se cementan con restos calcáreos de conchas de moluscos).

Cabe destacar que el primer cuerpo sufre un cambio de sección en fachada, a la altura aproximada en la que desaparecen las piedras angulares que dividen la nave central de las laterales en fachada. Aún no sabiendo explicar el por qué, no dudamos en que ambos hechos deben estar necesariamente relacionados. ¿Acaso este cuerpo inferior de la torre reaprovecha una antigua estructura anterior a la iglesia del siglo XVIII? ¿Pudo existir una iglesia más baja y sin capillas laterales relacionada con el cambio de sección de este primer cuerpo? o ¿Tal vez los sillares de esta primera parte de la torre son reutilizados y por ello su fábrica tiene tan potente base y en su fuste es tan irregular? Por otro lado, el hecho de que este cuerpo inferior avance sobre la portada podría deberse a un cambio de planteamiento en la traza de la planta, una vez iniciadas las obras de la torre (como pudo suceder en Sant Miquel de Benigànim, cuyo miguelete también invade la fachada principal) o bien que la fachada tuviese previsto un arco que protegiese la portada, como ocurre, por ejemplo y por citar algunos, en los casos de las iglesias de Santiago Apóstol de San Clemente o de Santa María de Alarcón. Al fin y al cabo, la protección de las portadas fue preocupación habitual en tierras castellanas y se ejecutó también incluso con aleros de madera, como en el caso de Santa María de Requena. Bien podría ser, pues, el caso.

No obstante lo dicho, el acercamiento a este edificio nos genera menos certezas que confusión. Habrá que ahondar en su conocimiento mediante estudios de mayor alcance. En primer lugar, cabría disponer de una adecuada y completa planimetría, cuya exactitud puede hoy día aproximarse mucho a la realidad mediante técnicas como el escáner laser. Por otro lado, la realización de fotografías rectificadas permite formar ortofotografías y estudios de estratigrafía muraria, que nos permiten saber qué fases ha seguido la evolución del edificio. Finalmente, la investigación de las fuentes escritas y documentales, que apoyen las hipótesis gráficas, es también fundamental para el conocimiento de nuestro patrimonio.

Conclusiones

A pesar de no poder dar las respuestas que desearíamos, esperamos que con el planteamiento de muchas de las preguntas aquí lanzadas podamos en un futuro y entre todos contribuir al conocimiento de estos fundamentales edificios de la historia y cultura de Venta del Moro. Por ello, animamos no solamente al estudioso, sino también a que todos los venturreños aporten cuantas fotografías y documentos tengan de ellos, así como a la protección por parte del Ayuntamiento de sus valores patrimoniales (con la actualización del Catálogo Municipal de Protección del Patrimonio Cultural). Si hasta el momento han sido considerados como los principales monumentos locales, no debemos dejar pasar esta oportunidad de conocerlos y de seguir amándolos.

 

1 La Diputació Provincial de Valencia i el patrimoni cultural. Quinze anys d’història. Valencia, Diputación de Valencia y Universidad Politécnica de Valencia, 2016

2 Un estudio similar, para los Bienes de Interés Cultural, se realizó en los años 80 del pasado siglo, con la elaboración del Catálogo de monumentos y conjuntos de la Comunidad Valenciana [coordinación general Joaquín Bérchez Gómez]. Valencia, Conselleria de Cultura, Educació i Ciència, 1983, 2 v.

3 Latorre Zacarés. Cronología requenense y comarcana. // http://www.bibliotecaspublicas.es/requena/imagenes/ Cronologia_requenense_y_comarcana.pdf//

4 Se puede hallar un buen desarrollo de este tema en: Hernando, Javier, Arquitectura en España, 1770-1900. Madrid, Manuales de Arte Cátedra, 2004.

5 Benito Goerlich, Daniel, La arquitectura del eclecticismo en Valencia: vertientes de la arquitectura valenciana entre 1875 y 1925. Valencia, Ajuntament de València, 1983

6 Cebrián y Molina, Josep Lluís,”La Catedral de la Marina: una gran església neogótica a Benissa”, en Actes del III Congrés d’Estudis de la Marina. Institut d’Estudis de la Marina Alta, 1997.

7 En las iglesias de la comarca la ausencia de naves y por tanto capillas laterales se suple, generalmente, con hornacinas. Así sucede en Casas de Moya, Los Pedrones o Fuenterrobles.

8 Pardo Pardo, Fermín, “Cristianización en la Comunidad de Villa y Tierra de Requena”, en Oleana, Especial III Congreso de Historia Comarcal: Comunidad de Villa y Tierra, el Alfoz de Requena. Requena, Centro de Estudios Requenenses, 2007.

9 PARDO CONEJERO, José y SÁNCHEZ TORRES, Andrés Esteban: “Reflexiones acerca de la construcción de iglesias en la comarca de Requena-Utiel durante el siglo XVIII”. Oleana: Cuadernos de Cultura Comarcal, 2015, n. 30, p. 389-412. VII Congreso de Historia Comarcal (noviembre de 2015).

10 Pardo, José: Proyecto básico y de ejecución (proyecto de intervención) Obras urgentes de reparación de bóveda del coro, de apertura de hueco para acceso y mantenimiento de cubierta, retejado, apertura de ventanas cegadas y mantenimiento general. Iglesia parroquial de Santiago Apóstol de Fuenterrobles. Visado por el Colegio de Arquitectos de la Comunidad Valenciana en 28/12/2015. Inédito. En él, se indica: “Se adosa a los pies del templo, en el lado de la Epístola, la torre campanario, de principios de siglo XX. Esta torre vino a sustituir en sus funciones a la antigua espadaña, cuya memoria conservan algunas personas mayores, que aunque no la vieron sí conocen el testimonio de aquellos que la conocieron (campanario en forma de chaleco).”

11 Fermín Pardo, cronista oficial de Requena, se halla preparando una ambiciosa publicación al respecto.

12 Como por ejemplo, la torre de la Puebla de San Miguel, cuyo remate a lo valenciano data de 1874, según reza una inscripción en uno de sus sillarejos. Lamentablemente en pésimo estado de conservación, este remate está muy próximo a la ruina.

13 Latorre Zacarés: Cronología de la meseta del Cabriel. http://www.ventadelmoro.org/historia/comarca/cronologiadelamesetadelcabriel.htm [consulta en 12.06.2016]

 

Asociación Cultural Amigos de Venta del Moro

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