TRADICIONALES FIESTAS DEL CORPUS EN VENTA DEL MORO

Autor: José María Yeves Descalzo

El autor vuelve, desde la nostalgia y con acento crítico, a recordarnos cómo se celebraba uno de los rituales religiosos tradicionales, la procesión del Corpus.

Las Fiestas del Corpus o del Día del Señor siempre fueron una prerrogativa del Ayuntamiento en Venta del Moro. Era el Ayuntamiento quien se encargaba de todas las cuestiones relacionadas con la fiesta como engalanar el pueblo o invitar a las fuerzas sociales (médico, practicantes, veterinario, cuerpo de la Guardia Civil, industriales, etc.). Me estoy refiriendo a cómo se practicaba la fiesta hasta 1.936, ya que después fue todo otra historia.
El engalanamiento por donde discurría la procesión consistía en cubrir hasta la altura de dos metros y medio (aproximadamente) todas las fachadas y la calle. Desde la esquina de la torre parroquial, donde siempre había un gancho, se instalaba una cuerda hasta la esquina más próxima, colgando de ella colchas, mantones, cubrecamas, sábanas y todo lo que fuera ornato en pleitesía del Señor. Este tipo de engalanamiento se realizaba en todas las fachadas y a ambos lado de las calles por donde pasaba la procesión en su camino hacia la Iglesia.
También era prerrogativa del Ayuntamiento instalar una mesita-descansillo para el Santísimo en la fachada conocida como del "Zapatero" (actual casa de Eloína Robledo en la Plaza de la Constitución). Luego los propios vecinos instalaban dos descansillos, uno en la plaza de D. José María Castillo y otro subiendo por la calle Gracia a la Plaza del antiguo Ayuntamiento. Hace tres años que estos altares o descansillos se suprimieron por orden del Sr. Sacerdote por la razón de que él se arrodillaba y el resto de vecinos no. Decisión que puede ser razonable, pero que yo no apruebo.
Los portadores del palio eran siempre los mismos, procedentes de las 6 familias más antiguas del pueblo, concretamente los cabezas de familia, que, por lo regular, cuando morían cedían su sitio al primogénito. El palio era majestuoso, más alto que el actual, con una tela damasquinada desbordándose cuarenta centímetros por las cuatro caras con seis borlas doradas rodeando el conjunto. Al terminarse la misa y la procesión, los portadores acudían al Ayuntamiento donde se les obsequiaba con turrón, coñac y un puro.
La banda de música formaba parte también del ritual, ya que era la encargada de recoger a todas las autoridades, tanto las municipales, judiciales como las del cuerpo de la Guardia Civil. Ya desde la Casa del Cura se organizaba la procesión cívica hacia la Iglesia. En primera línea figuraba el Sr. Alcalde, flanquedado por el Comandante de puesto de la Guardia Civil y el Sr. Juez (todos ellos con su vara de mando). En segunda fila se colocaban los dos tenientes alcaldes (también con sus varas de mando), los concejales, médicos y demás personalidades amantes de las tradiciones del pueblo.
Tras la audición de la misa, se realizaba la procesión siguiendo este orden:
Sale de la Iglesia el pendón del pueblo, de tres metros de altura con una pequeña cruz de madera en lo alto y con rosas carmesí hasta el suelo. El pendón fue portado por Desiderio Haba durante muchos años.
La Cruz alzada, flanqueada por dos acólitos con sendos faroles.
El estandarte de la Iglesia con las caras del Corazón de Jesús y en el anverso el Corazón de María.
La escultura de San Juan Bautista con su acompañamiento de faroles portados por los niños de las escuelas.
La imagen de San Miguel Arcángel con sus juegos de faroles y demás ornatos. Tanto la imagen de San Miguel como la de San Juan eran unas tallas que nos imponían a la juventud por su majestuosidad, seriedad y severidad. Sus miradas ennegrecidas por el discurrir del tiempo las hacían más bellas.
La imagen de San Antonio de Padua, escultura de reciente construcción, quitaba algo de tremendismo a las dos anteriores imágenes. Era una escultura con mucho peso, debido a que fue realizada con materiales más modernos y menos nobles que las dos anteriores. Hubo un año en que además salió una cuarta imagen acompañando al Santísimo Corazón de Jesús.
Por último salía el Santísimo, con fuerte volteo de campanas y bajo palio con el sacerdote. Detrás del Santísimo, el alcalde, el comandante de la Guardia Civil, el Juez, tenientes alcaldes, concejales, banda de música y pueblo en general.
Tras la guerra civil de 1936-2039 hube que empezar de nuevo, pero ya se habí; destruido todo y el ambiente era de tristeza generalizada (había muerte mucha gente joven y otra estaba en la cárcel) y además el hambre era 1; preocupación mayor.
Las autoridades que hubo después d la guerra, hicieron lo posible para que 1 tradición recobrara su antiguo esplendor: Se dictaron bandos para continuar con el engalanamiento de calles, pero aunque algo se consiguió, no se pudo retornar ; esplendor e ilusión de anteriores épocas
El Ayuntamiento ha ido confeccionado todos los años si descansillos para honor del Santísimo, a pesar de que muchas personas cometía la irreverencia de no arrodillarse en su presencia. Como anécdota, dos años para que el Santísimo no saliera sólo, acompañó la Santísima Virgen de Loreto.
Lo cierto es que la procesión del Señor en nuestro pueblo ha llegado a la última expresión, perdiéndose una riqueza que será ya difícil recuperar.

Asociación Cultural Amigos de Venta del Moro

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