LÁMINAS DE PLATA CON REPRESENTACIONES HUMANAS HALLADAS EN EL TÉRMINO MUNICIPAL DE VENTA DEL MORO

© José Manuel Martínez García (Arqueólogo colegiado nº 14.626.)

Introducción.

La extensa comarca de la Meseta de Requena-Utiel, perteneciente a Castilla la Nueva hasta 1851, en que pasó a formar parte de la provincia de Valencia, se sitúa en la parte más occidental de la misma, conformando un altiplano cerrado por cadenas montañosas casi en su totalidad, además del límite natural que supone el curso del río Cabriel en los lados S y SE.

Ha sido un territorio profusamente prospectado desde los años 50 del siglo XX hasta la actualidad, donde han intervenido diferentes equipos multidisciplinares, cuyos resultados han sido dados a conocer parcialmente.

Las primeras prospecciones arqueológicas fueron realizadas entre 1956 y 1960 por Enrique Pla Ballester, (Pla, 1961, 223-224) subdirector entonces del Servicio de Investigación Prehistórica de la Diputación de Valencia y excavador del yacimiento ibérico de los Villares (Caudete de las Fuentes), a las que siguieron en la década de los años 80, las de los arqueólogos locales José Manuel Martínez García y Asunción Martínez Valle, por encargo de la Dirección General de Patrimonio de la Consellería de Cultura (Generalitat Valenciana). Posteriormente, y tomando como base el trabajo anterior, se incorporó a esta actividad un equipo de la Universitat de València dirigido por la profesora Consuelo Mata Parreño.

Por último, y como consecuencia de las excavaciones arqueológicas llevadas a en el yacimiento ibero-romano e islámico de El Molón de Camporrobles por el equipo que dirige Alberto J. Lorrio, profesor de la Universidad de Alicante, se realizó una prospección en su entorno próximo, que también afectó a la vecina provincia de Cuenca (Lorrio, 2001, 15-31).

Fruto de las citadas prospecciones y comprendidos cronológicamente entre el siglo VI a.n.e. y el siglo V d.n.e., ha sido la localización hasta la fecha de 182 yacimientos de época ibérica y 89 de época romana, lo que viene a demostrar la importancia de esta zona de frontera en las épocas citadas, cuya capitalidad en la primera y dentro del Ibérico Pleno la ostentaba la ciudad ibérica de Kelin, (Los Villares. Caudete de las Fuentes) ceca donde se acuñó moneda en el siglo II a.n.e. (Ripollès, 1979, 127-137; 1980; 9-22; 2001, 105-115) dependiendo de ella, en mayor o menor grado, el resto de poblados y caseríos (Mata et alii, 2001).

Aunque los materiales arqueológicos que aquí presentamos hayan sido hallados casualmente y por tanto sin adscripción estratigráfica alguna, he creído conveniente darlos a conocer tanto por su indudable interés como por lo que connotan, ya que al ser representaciones iconográficas tan suficientemente explícitas pueden constituir el inicio de nuevas vías de investigación en relación con la superestructura religiosa de época ibérica en este territorio, cuestión que no ha sido tratada suficientemene hasta la fecha.

Las plaquitas de Venta del Moro.

El lote de ocho láminas o plaquitas argénteas pertenecen a una colección privada que su propietario, Alejandro García García, vecino de la localidad de Utiel, ha donado recientemente a su ayuntamiento para incrementar los fondos del futuro museo local. El hallazgo de estas piezas se produjo de forma casual en la superficie del terreno, con motivo de la actividad cinegética de su descubridor. Le agradecemos la buena disposición y colaboración que ha venido prestando a profesionales de la arqueología, museos y universidades para la difusión y catalogación de la citada colección.

El yacimiento del que proceden las plaquitas que damos a conocer, se sitúa en la cumbre de uno de los montes que conforman la Sierra de Rubial, a 950 m de altitud, en el término municipal de Venta del Moro, entre la rambla Albosa, al N. y el curso del Cabriel al S. La citada sierra se inserta a su vez en otra de mayor extensión, La Derrubiada, denominación que se debe, como su nombre indica, a los derrubios o deslizamientos que producen los conglomerados y areniscas a lo largo del anticlinal que en pronunciada pendiente bajan hacia el río Cabriel. (Piqueras, 1997, 147).

En la ladera N del cerro donde se ubica el yacimiento existen una serie de alineaciones murales paralelas que configuran un posible hábitat en terrazas, donde superficialmente aparecen cerámicas de la Edad del Bronce. Llegados a la cumbre la cerámica es muy escasa, limitándose a pequeños fragmentos, muy rodados, fabricados a torno, de época ibérica indeterminada. Próximo a este, a poco más de 1000 m en dirección N, al pie de la Sierra de Rubial, y a 900 m de altitud, se ubica el conjunto alfarero ibérico de Casillas del Cura, topónimo (originalmente-moderno Casilla del Cura) que da nombre a una serie de construcciones de tipo rural situadas enfrente y por extensión al citado yacimiento, cuyos resultados parciales indican la existencia de varios hornos, de los que se ha excavado uno de ellos. De entre la producción alfarera del horno, cuya cronología se establece entre finales del Ibérico Antiguo e inicios del Ibérico Pleno (siglos V y IV a.n.e.) destacan las tinajas, tinajillas, platos y ánforas. (Martínez y Castellano, 2001)

Algo más alejado, a unos 3000 m en dirección O se encuentra el yacimiento de El Moluengo (Villargordo del Cabriel), del que no se conoce su extensión total, si bien los materiales cerámicos, algunos con defecto de cocción que podrían indicar la presencia de otro centro alfarero no descubierto hasta la fecha, se extienden por una amplia área, a los que se les ha asignado una cronología entre el siglo V a. n. e. y I d.n.e (Mata, 1985, 167; Mata y Soria, 1997, 310)

En la profunda hoz que forma el río Cabriely a aproximadamente 9000 m de distancia se encuentra el puente medieval de Vadocañas, sobre el que discurría el camino que ponía en comunicación a Toledo con Valencia, pasando por Iniesta y Requena, vía que sin duda fue utilizada desde la antigüedad hasta época moderna. Tras rebasar el citado puente, ya en la vecina provincia de Cuenca, en la ladera de la margen derecha del río se encuentran cerámicas de época ibérica y romano-republicana lo que indica la existencia de un asentamiento estable que controlaría el vado allí existente.

Catálogo.

Los rasgos generales de estas plaquitas de plata son las de haber sido recortadas y trabajadas mediante golpes de martillo hasta conseguir unas finísimas láminas de un grosor aproximado a los 0,4 mm. Todas ellas, excepto dos que fueron repujadas, poseen figuras humanas en perspectiva torcida, grabadas con un buril de punta muy afilada y algunas presentan orificios en su perímetro con la posible finalidad de haber sido cosidas a una tela. Aparecieron dobladas en tres o cuatro pliegues y distribuidas por la superficie del terreno. La descripción se hace desde el punto de vista del espectador.

1. Dimensiones de la lámina: 29 mm de longitud x 12 mm de anchura máxima y 8 mm de mínima. Figura masculina de pie. Cabeza de perfil, a la derecha, tocada con casco semiesférico y penacho posterior, (o quizá se trate del cabello recogido con una cinta), ojo circular destacado, nariz puntiaguda, boca entreabierta en forma de pico y cuello largo. Tronco de frente, con el brazo derecho extendido e inclinado sobre el cuerpo y el izquierdo más corto, con cinco dedos en cada mano. Viste chaqueta corta rectangular con cuello en V. Piernas de perfil ligeramente flexionadas, a la derecha con los pies en la misma posición. Dimensiones de la figura: 20 mm de longitud x 5 mm de anchura.

2. Dimensiones de la lámina: 26 mm de longitud x 14 mm de anchura. Figura masculina, correspondiente a un guerrero, de pie. Cabeza de perfil, a la izquierda, con nariz grande, ojo circular y oreja triangular. De la parte posterior de la cabeza surgen segmentos a modo de cabellos. Cuello ancho y corto. Se cubre con un vestido corto de frente y ligeramente acampanado. El brazo derecho extendido hacia delante portando en la mano, de la que se destacan tres dedos, una lanza de hoja ancha; el brazo izquierdo, en ángulo y pegado al cuerpo, con mano de cinco dedos. Las piernas, de perfil, a la izquierda y los pies en la misma dirección. Porta una falcata a la cintura enfundada. Dimensiones de la figura: 23 mm de longitud x 6 mm de anchura.

3. Dimensiones de la lámina: 31 mm de longitud x 14 mm de anchura, rota por la parte inferior Figura indeterminada, aunque pudiera corresponder a un individuo de corta edad o quizá un neonato, con la cabeza grande y redondeada, de perfil, a la izquierda, ojo destacado, ancha frente, nariz y boca apenas perceptibles. El tronco de frente y brazos de perfil, con cuatro segmentos a modo de dedos en el derecho. A partir de la cintura, delimitada por una línea, se inicia la exparte inferior del cuerpo de perfil, a la izquierda, de formas redondeadas y extremidades cortadas por la rotura de la lámina. Dimensiones de la figura: 30 mm de longitud x 8 mm. de anchura.

4. Dimensiones de la lámina: 28 mm de longitud x 10 mm de anchura. Representa a un individuo con cabeza y cuello de perfil, a la derecha. Cuerpo y extremidades inferiores de frente. El atuendo consiste en un vestido estrecho y recto hasta la altura de las rodillas y pantalones con los pies apenas destacados. La cabeza se cubre con una capucha de la que sobresale el rostro con frente lisa, ojo grande romboidal y boca abierta en forma de pico. Los brazos extendidos hacia delante, el derecho formado por dos líneas paralelas que simulan la manga y el izquierdo un simple segmento que acaba en cinco trazos a modo de dedos. Dimensiones de la figura: 23 mm de longitud x 12 mm de anchura.

5. Dimensiones de la lámina: 23 mm de longitud x 11 mm de anchura. Representa a un indivíduo con cabeza y tronco de perfil, mirando a la derecha. Viste chaqueta corta con capucha que le cubre la cabeza. El rostro con frente apenas destacada, ojo circular y boca puntiaguda, en forma de pico. El brazo derecho, con manga y extendido hacia delante, finaliza con cinco dedos esquemáticos. La línea inferior del brazo limita a la prenda superior de los miembros inferiores, que aparecen de frente y con pantalones, la pierna derecha recta, la izquierda ligeramente adelantada y los pies de perfil. Dimensiones de la figura: 18 mm de longitud x 10 mm de anchura.

6. Dimensiones de la lámina:18 mm de longitud x 9 mm de anchura Figura masculina. Cabeza de perfil, a la izquierda, ojo romboidal, frente lisa, nariz angular, barbilla pronunciada y labio superior engrosado, cuello ancho y cabeza abombada que porta un gorro o capacete. El cuerpo se cubre con una pieza superior ajustada y cuello en “V”, torso de frente y de perfil el resto. El brazo derecho sobresale del cuerpo y se corta en el límite del segmento vertical que lo flanquea y el izquierdo se ajusta a la línea del cuerpo, cuya manga se decora con un aspa y termina, tras una bocamanga en cuatro segmentos que semejan dedos. La línea de la cintura, muy baja, da paso a unos pantalones también ajustados, glúteos marcados y piernas redondeadas, sobre todo la izquierda que acaban en calzas puntiagudas. De difícil interpretación son las líneas que aparecen en un segundo plano, en forma de rectángulo, que podrían corresponder a un manto desplegado. Dimensiones de la figura:16 mm de longitud x 6 mm de anchura.

7. Dimensiones de la lámina:18 mm de longitud x 8 mm de anchura. Figura indeterminada, repujada. Parece corresponder a un individuo de corta edad, de frente. Cabeza redondeada, ojos circulares rehundidos, nariz destacada, extremidades cortas, las superiores con las manos unidas sobre el regazo, en actitud oferente. Dimensiones de la figura:16 mm de longitud x 6 mm de anchura.

8. Dimensiones de la lámina:16 mm de longitud x 7,5 mm de anchura. Figura similar a la anterior. Cabeza redondeada, con arcos superciliares prominentes, ojos circulares y hundidos, nariz levemente destacada. No posee boca y la barbilla es angular. Presenta los brazos cortos, manos entrelazadas con dedos destacados, en actitud oferente, excesivamente grandes con respecto al resto de su anatomía. Bajo lo que parece corresponder al manto sobresalen los pies. Dimensiones de la figura  igual a las de la lámina.

Comentario.

La excepcionalidad de estas plaquitas es su pequeño tamaño, entre 31-18 mm de longitud y 14-7,5 mm de anchura, dimensiones un tanto extremas para ser grabadas o repujadas ya que sobre todo en el primer caso debió utilizarse un finísimo buril de bronce o hierro. A pesar de ello las figuras representadas son perfectamente identificables e incluso poseen caracteres formales inéditos en la iconografía ibérica.

Solo conocemos en la comarca, procedente del yacimiento de La Peladilla (Fuenterrobles) el hallazgo ocasional de un fragmento de lámina de plata bastante deteriorada, en la que se reproduce una cabeza masculina barbada de frente, que posiblemente formara parte de un depósito de herrero en el que también se encontró una falcata damasquinada, lingotes de hierro y un conjunto de armas (Lorrio, Rovira y Gago, 1998-1999, 149; Lorrio y Sánchez, 2000-2001, 139, Lám. 13, 2). También otra plaquita apareció en el denominado yacimiento “Punto de Agua”, en término de Benagéber, que representa a un personaje con penacho y cubierto con una especie de manta rectangular (Martínez García, 2013). Así mismo, en el tesoro de Salvacañete, hallado en la década de los años 30 del siglo XX, se inventariaron, junto a vasos de plata, objetos de adorno personal y monedas, una serie de tres laminillas argénteas con representaciones de ojos y cabezas humanas repujadas, de posible carácter votivo, cuya datación se estableció entre los siglos III y I a. n. e. (Cabré, 1936, 154-155, Lam. VI; Raddatz, 1979, Lám. 50, 5 y 6).

Pero es en los depósitos votivos o santuarios donde aparecen estas piezas con mayor profusión, como ocurre en los de la Encarnación (Caravaca de la Cruz), o El Recuesto (Cehegín), ambos en Murcia. En el primero de ellos se descubrieron un gran número de laminillas de plata decoradas con incisiones a buril o repujadas, sobre las que destaca la imagen de un posible sacerdote u oferente, representado de perfil, tocado con bonete y vestido con capa o sagum (Ramallo y Brotons, 1997, 263). En el santuario del Recuesto (Lillo, 1981, 195-204) se localizaron 25 piezas de plata -láminas o chapitas- decoradas mediante repujado a cincel o incisas, representando figuras humanas, cabezas de animales, ojos o temas geométricos. De entre ellas destaca una con decoración incisa a buril que representa a una figura humana deperfil, tocada con gorro cónico y vestida con capa y túnica hasta los tobillos sujeta con cinturón o faja con tahalí, en actitud orante de salutatio.

Para el conjunto de los objetos hallados de estos dos yacimientos murcianos se propuso una cronología en torno al siglo IV a.n.e. (Lám. V).

En el depósito votivo de Garvâo (Portugal) (Beirâo et alii, 1989, 72-135) se hallaron en una favissa datada en la Segunda Edad del Hierro gran cantidad de placas de plata repujada, decoradas con óculos -exvotos anatómicos- y también con representaciones antropomórficas: una cabeza femenina con largo collar y una figura indeterminada, junto con cerámicas, adornos de uso personal, figurillas de terracota y pequeños objetos.

Otra lámina de plata, grabada a buril y representando a una figura femenina, con cabello y facciones destacadas vestida con túnica la encontramos en el santuario de Collado de los Jardines (Jaén), junto a placas de bronce decoradas con ojos y figuras humanas (Alvarez Ossorio, 1941, CXXXV-CLXI).

También existen hallazgos de láminas de oro, de carácter votivo, realizadas con la misma técnica -grabado y repujado-recogidas por Nicolini, procedentes de santuarios ibéricos de la Alta Andalucía, SE peninsular, Extremadura, Jaén, Alicante y Cádiz, con cronologías entre los siglos IV y III a.n.e. (Nicolini, 1990, 497-502). De este mismo material y procedentes de la necrópolis ibicenca del Puig des Molins existen en la Colección nVives y Escudero del M.A.N. otras dos placas de oro repujadas, colgantes a los que les falta el sistema cilíndrico de suspensión, representando, según su autora (San Nicolás Pedraz, 1986, 57-94) a la diosa fenicio-púnica Astarté, que aparece sujetándose los senos con ambas manos.

¿Un espacio cultual en la Sierra de Rubial?

Aunque la muestra de las ocho láminas de plata grabadas de la Sierra de Rubial es un tanto exigua, al tratarse de hallazgos ocasionales de superficie, cabe plantearse la posibilidad de contar con el hasta ahora único espacio cultural al aire libre en el territorio de Kelin, exceptuando las escasas necrópolis conocidas donde se llevarían a cabo rituales funerarios. Pese al gran número de yacimientos ibéricos diseminados por este territorio, solo se conocen cuatro necrópolis seguras en los yacimientos de La Peladilla (Fuenterrobles)

El Punto de Agua (Benagéber) El Molón (Camporrobles) y El Molino de Enmedio (Utiel) y seis probables -Cañada del Salitrar, El Molino, Pozo Viejo Fuente de Santa Úrsula-Tejería Nueva, Los Chotiles, (Sinarcas) y La Harinera (Requena), donde han aparecido manchas de ceniza o escaso número de enterramientos; y las cuevas santuario, lugares de culto cuyo estudio rebasa los límites de este trabajo, de las que existen nueve cavidades con materiales ibéricos habiéndose únicamente excavado tres, dos en el Puntal del Horno Ciego y la del Molón.

Así pues, y una excavación arqueológica lo confirmaría o no, pudiera tratarse de uno de los loca sacra -lugares sagrados de carácter natural- que se distribuyen con no demasiada frecuencia en territor ibérico.

Otro tema de discusión que adelantamos ahora pero que tendría pleno sentido tras la citada excavación, sería lo que cita Francisco Burillo con respecto a la consideración del yacimiento turolense de Peñalba de Villastar como un posible santuario de frontera (Burillo, 1997, 235):

Todo lugar religioso sirve para aglutinar a la comunidad a que pertenece, pero también puede ser un elemento de diferenciación respecto a otros grupos humanos. Surge pues la pregunta ¿acaso nos encontramos ante un santuario que identificado con un grupo nos marca la frontera entre dos comunidades? o por el contrario, ¿se nos manifiesta como un punto de confluencia entre comunidades diferenciadas?……Su excepcionalidad dentro de la Celtiberia lleva a pensar que pudo ser punto sacro para una amplia comunidad dispersa en distintos asentamientos. Peñalba pudo tener un doble valor no necesariamente disyuntivo sino complementario. Por una parte lugar de identidad y de atracción de un grupo humano diseminado en el territorio, por otra, lugar de identidad de una comunidad frente a otra, como santuario de frontera que sacraliza los límites del territorio.

Aunque parezca un tanto prematuro el aplicar las hipótesis enunciadas para el yacimiento que nos ocupa, planteamos una serie de consideraciones a tener en cuenta con respecto a la elección del lugar como posible santuario:

• Se encuentra en el límite entre dos territorios ibéricos definidos: a 17 km de Kelin y a 25 km de Ikale(n)sken (Iniesta) separados el uno del otro por la Sierra de la Derrubiada y la profunda hoz del río Cabriel. Por lo tanto, el papel de frontera que ejercería resulta evidente, pudiendo recibir tanto gentes de ambos territorios o bien de uno solo, por lo que habría que considerarlo en el primer caso como un santuario de convergencia.

• Se ubica a 950 m. sobre el nivel del mar, lo que significa una amplia visibilidad y un control efectivo tanto del territorio circundante como de la vía secular de tránsito entre la meseta castellana y el litoral valenciano que discurre por las inmediaciones y atraviesa el río Cabriel por Vadocañas, donde existe, como ya se ha indicado, un vado, poblamiento en época ibérica y surgencias de aguas mineromedicinales en la margen derecha del río.

Como una última reflexión sobre el fenómeno religioso ibérico en el territorio de Kelin, he de significar que tanto los lugares de culto en cuevas como los hipotéticos loca sacra se sitúan en los límites geográficos de la zona que nos ocupa, lo que en cierta manera estaría también marcando la línea divisoria entre contextos próximos y diferenciados.

Nota: Este artículo es un resumen de otro más extenso: MARTÍNEZ GARCÍA, JOSÉ MANUEL 2013. “Láminas argénteas con representaciones humanas y otros materiales de significación votiva en el territorio de Kelin y zonas adyacentes. (La Plana de Utiel, Valencia)”, en III Jornades d´Arqueología de València i Castelló. 31-50. Valencia.

 

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Asociación Cultural Amigos de Venta del Moro

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