LA ROMANIZACIÓN, EL PUENTE DE VADOCAÑAS Y EL ORIGEN DE VENTA DE MORO

Autor: Feliciano Antonio Yeves Descalzo

"No hay ningún río sin puente 
ni camino sin vereda,
ni vereda sin parada, 
ni parada sin su Venta». 
(Copla)

Está clarísimo que los celtíberos de nuestra región aceptaron con prontitud la presencia romana, lo que produjo una romanización rápida y completa.

Son numerosos los restos latinos encontrados en nuestro territorio; gracias a ellos (villas, necrópolis, lápidas, objetos, cerámica, etc) especialmente a los miliarios, se han podido trazar con bastante seguridad tramos de calzadas principales, tales como la de Tarraco a Cartagonova, por Saguntum, Valentía, Setabis, Lucentun...; y la de Complutum (Alcalá de Henares) también a Cartagonova, que atraviesa hoy un gran territorio manchego. Pero lo que a nuestra Comarca nos interesa es constatar la existencia de otros ramales secundarios o caminos calzados que nos afectaron.

Así pues, en el libro "Cuenca, cosasy gentes" (pag. 183) su autor, José Luis Muñoz, inserta un mapa en el que se señalan algunas calzadas y ramales de este tipo, aunque señala su más difícil localización, pero que indudablemente hubieron de cruzar el Júcar y el Gabriel con la lógica construcción de algunos puentes, a lo que eran tan aficionados y consecuentes para completar sus vías o rutas en aras de su expansionismo.

Uno de estos ramales nacía en la calzada principal de Complutum, en la antigua Segóbriga, siguiendo su dirección a Valeria (que después fue nuestro obispado cristiano-godo) y desde allá, hasta Iniesta (Egelasta). Precisamente en Iniesta se bifurcaba este ramal en dos: uno, para seguir por la actual Manchuela bacía Casas Ibáñez y la importante Jorquera; y otro, el que más nos importa, para seguir por Villarta hacia el Gabriel (Vadocañas) en dirección a las poblaciones romanizadas de Putiala (Utiel), Rocuna (Requena), hasta Valentía.

Con ello es absolutamente creíble e imprescindible que en Vadocañas se construyera su famoso puente (no el actual, que fue reconstruido hacia 1550 a expensas de Iniesta, por haber sido arrastrado el primitivo puente por una enorme riada). Es lógico suponer que este puente sirvió, tanto para comunicar y dar paso expedito a huestes, trajinantes, arrieros y viandantes durante siglos, como para aprovecharlo después como paso de la tercia Real de La Mancha o De San Juan, en tiempos de la Mesta y posteriores. Y, lógicamente, como camino entre Iniesta y Requena, poblaciones que estuvieron ligadas durante buena parte del Medievo. Desde luego no se concibe la construcción de tan hermoso puente, de tan esbelto monumento práctico, en parajes casi agrestes totalmente, de no haber servido para algo importante y necesario.

Y de ello se desprende también nuestra certeza de que, sobre este camino (que sería entonces lo que se llamaba "de herradura») habría, por sus encomedios, algún lugar de descanso y refrigerio. Si no en el mismo camino, no muy lejos de él, se levantó una venta, posada o mesón. Lo que se llamó la «Venta del Moro», denominación que le vendría dada por haber sido regida o gobernada por algún miembro de dicha raza, inclinándonos a suponer que sería tras la reconquista cristiana de estos territorios por Castilla en 1239, aunque sin base cierta para afirmar el tiempo o época en que aquel asentamiento sucedió.

Lo que si está claro y terminante es que, en ambos casos, el del famoso puente de Vadocañas y el del nombre y fundación de la Venta del Moro, serían por algo y para algo, pues la realidad de su existencia se impone y nos deja perplejos y siempre pensativos en la misma inquisitiva pregunta, que no tiene otras respuestas que las anteriormente expuestas.
Si no es así, ¿para qué, por qué, a causa o razón de qué, se construyó el puente de Vadocañas?. Y ¿por qué se llama así nuestro pueblo -Venta del Moro- «la Venta del Moro", como antiguamente se decía, sí no es por la razón dicha, pudiendo haber elegido o escogido sus primitivos fundadores y moradores alguna otra denominación más eufónica, basada en cualquier fundamento toponímico, gentilicio, costumbrista, etc.
Todo está dicho en base a la realidad, la historia y la tradición, y sencillamente es así porque no hay otros argumentos que echen por tierra estas denominaciones, motivos y causas en favor, que exponemos sobre Vadocañas y Venta del Moro.

ALGO MÁS SOBRE VADOCAÑAS

Abogando nuestra tesis y opinión sobre el puente de Vadocañas, y sus orígenes, en la Historia de Iniesta, escrita en 1980 por D. Herminio Peñarrubia, se habla repetidamente de esta construcción, insólita por su levantamiento casi en despoblado, y única en arquitectura y elegancia en todo el curso del Gabriel.

Dice el historiador Peñarrubia: "Romanizada la provincia de Cuenca, son muchas las poblaciones en que se encuentran restos de aquella época, entre ellas Valeria y Segóbríga; en Iniesta se han hallado infinidad de monedas, objetos diversos y ánforas de aquella dominación, algunas de las cuáles se encuentran en el Museo Arqueológico de Cuenca. Hay un puente hermosísimo de piedra en la parte del término llamada Vadocañas, sobre el río Cabriel, que también se cree fue construido por los romanos, aun cuando la Relación Topográfica de Iniesta del año 1576, que se hizo por mandato del rey Felipe II y que se conserva en el Archivo del Monasterio de El Escorial, b cita diciendo: es de piedra labrada,_hecho a costa de esta_ villa y repartimiento de vecinos y con gran gasto que duró años por no tener de propios, _de un solo ojo, ciento veinte pies en hueco y de mucha largura, dicese el mayor y_mejor y de grandes y mayores piedras del reino y pasan bestias y todo lo demás de Toledo y otras partes a Valencia y Requena donde está la_Aduana" con lo cual existe la duda de si fue construido por tos romanos, como siempre se ha creído y por la importancia de su construcción, o bien fue levantado en siglos posteriores. Mi opinión es que fue construido por tos romanos durante su dominación y cuando por ese camino,-que después sería el Camino Real de Madrid-, se penetraba en las tierras de Levante, pues una parte del puente es mucho más antigua que el resto de él por lo que hay que considerar que sería destruido por avenidas del río Cabriel u otras causas y fuese reconstruido posteriormente en el siglo XVI. Según el historiador de Requena D.Rafael Bernabeu, el puente de Vadocañas fue destruido por una gran riada el día 1 de Agosto de 1540. «Es de un solo ojo que tiene 30 metros de luz y su longitud total es de 78 metros; la altura es de 30 metros y su anchura de obra de 6 metros. Realmente es muy hermoso y satisface su contemplación, siendo aconsejable lo conocieran todos los iniestenses y al mismo tiempo tuvieran conocimiento directo de ese vasto término de nuestro pueblo en sus parajes de la Rivera de Vadocañas y los Cárceles que muchos puede que ahún no conozcan» .En la misma respuesta (la n° 22 del interrogatorio de Felipe II) y a continuación de lo subrayado anteriormente, se sigue diciendo: "hay otra puente más arriba en el mismo río, distante una legua que dicen la Puenteseca, muy angosta, hasta siete pies altos, ningún pretil, rasa y de un ojo muy delgado, en parte áspera y entradas para la gente de a pie y ganados, de piedra y rejola y yeso, y edificio antiquísimo que no hay memoria; la Minglanilla, que a poco se eximió de esta villa, pretende está en su térmiro y esta villa en el suyo, como lo es, y como ninguno se le dio,pende litigio;...hav algunos batanes en el dicho rio y rentan a diez ducados poco más o menos y de alia se pagan tos gastos; y en e/cffchor/b Cabríel en Vadocañas, hay una casa de molinos de Don Bernardino de Cárdenas... renta al año trescientas fanegas de pan; hay un batán o dos que se arriendan en diez ducados; todo es de particulares». Sigue el Sr. Peñarrubia en su Historia de Iniesta:

"En Iniesta había durante el reinado de Felipe II trescientos pares de muías, poco más o menos; los labradores tenían la costumbre, una vez terminadas las faenas de recolección y trilla, de llevar a esos animales a bañarlos a la huerta de Yepes, en la Ribera de Vadocañas, donde existía una balsa grande para esos fines que llamaban "EI Bañador". Precisamente se citaba entonces que el agua más fina y mejor de todo el término de Iniesta era la de una fuente que había en esa huerta de Yepes, la cual sigue existiendo en la actualidad. Había en esa ribera siete molinos harineros de una sola rueda, junto al río Cabriel (que antiguamente se llamaba Cabrirnel porque en sus riscos y riberas había cabras monteses), y varios batanes y huertas». «También se citaba en el capítulo o respuesta 55 de la descripción del año 1576, que por el camino de esa Ribera de Vadocañas circulaban arrieros, caminantes y otros pasajeros, en especial de Toledo y aguellaa_parte de Valencia por más derecho camino y en este _camino cerca de la dicha puente_ y río Cabriel hay una venta del Concejo de esta villa que renta_ al año 6,000 maravedises poco más o menos. Esa venta (Vadocañas) refiere la tradición que tenía tantos pesebres como días del año, y aun sigue en pie par te de ella aunque muy derruida. Las ramblas que desembocaban en el río se llamaban entonces: la de Mortachines de lniesta, la de Ntra. Sra. de la Consolación y la de Pozonuevo ". Como se puede observar, estamos citando lo que la Historia de iniesta dice sobre Vadocañas, sus huertas e industrias, y el famoso puente, ya que la Historia de Requena dice bastante poco sobre el particular, y menos puede consignar o añadir la Historia de Venta del Moro, que por entonces era un simple caserío alrededor de otra venta o posada similar a la que había en Vadocañas y su lado de Iniesta, donde es algo llana y fértil en sus huertas y antiguos molinos y batanes, pues en la orilla o ribera que correspondía a Requena (después y ahora a Venta del Moro) apenas había algunas casas o corralizas debido a b áspero, quebrado y casi estéril terreno, a excepción de algunos pequeños huertecillos.

Es muy interesante seguir con lo que el historiador iniestense nos dice a continuación, ya refiriéndose a las contestaciones que dicho pueblo dio al Interrogatorio General que allí se hizo en 1783, de orden de Carlos III, que viene a ser como el Catastro de Ensenada que Requena y el lugar de la Venta del Moro contestaron en 1752.

En el capítulo 4° de aquella relación, se decía: «A tres leguas al Oriente (de Iniesta, se entiende) hay otro puente sobre el río Cabriel, sitio que llaman de Vadocañas. Es magnífico y singular por su elevación, su ancharía y por tener un solo ojo, de modo que se encontrarán pocos de un conjunto de sus circunstancias: principia desde la primera piedra de la superficie a declinar y formar al medio círculo que representa muy perfecto; y aunque dicho río es caudaloso y suele tener unas soberbias avenidas en todos tiempos de las ramblas que desembocan en su cauce cuando llueve o nieva, no ha hecho sentimiento alguno, jamás. El referido puente se construyó a expensas de esta villa y sus propios, y es camino muy pasajero, para Valencia principalmente de herradura»

Como nota curiosa sobre este lugar cabrielino, se transcribe la respuesta n° 14 que dio Iniesta en 1783 en aquella relación encomendada por Carlos III. Dice así: *Hay en el sitio de Vadocañas, a tres leguas de la población, una fuente de aguas minerales; nace junto al río Cabriel, a diez varas de distancia y otras tantas del nivel de dicho río Su conducto lo manifiesta entre Septentrión y Levante, aunque más inclinado a éste. El agua que arroja es de lo grueso de una muñeca de un hombre. El uso de estas aguas en lo antiguo se infiere qué fue muy conocido y frecuentado, pues el año 1765, abriendo unos cimientos para cercar la balsa del bañador y dar hermosura a la fábrica, se sacaron muchas lápidas con varios relieves, pinturas y letras que no pudieron leerse por la injuría del tiempo. Constan las aguas de mucho mineral purísimo, elástico, penetrante, de un principio alcalino. El sabor es vitríólico y adherido a un principio marcial-térreo-subtil, y así abrigan en sus pozos sal común alcalina de genero amoniacal, tierra calcárea y algo de vitriolo. Son eficaces dichas aguas para todos los electos crónicos del ventrículo, para la hipocondría, para los vicios de orina, para los dolores artríticos-reumáticos, para las opilaciones de las doncellas, lo que se podría creditar con muchas historias o casos. Han merecido que algunos médicos instruidos den a la prensa disertaciones físicas de dicha fuente, Y el que quiera tomar más conocimiento, lea el que dio a leer D. Joseph Ximénez, médico de Villamalea, lugar de la villa de Jorquera y D. Juan Antonio Pascual Rubio, médico igualmente titular de Belmonte".

Refrendando la anterior nota sobre las aguas medicinales de Vadocañas, citamos b que dice en 1851 D. Joaquín Fernández López, célebre médico requenense -hidrólogo de fama- que por entonces era Director de ios Baños y Aguas de Busot, en un opúsculo médico, hablando sobre las aguas medicinales comarcanas:
«Siguiendo ascendiendo por el Cabriel y tocando la orilla derecha del puente de Badocañas hay otro manantial en el término de Venta del Moro que en el siglo anterior pertenecía a Requena. El señor de Chinchilla en sus preciosos «Anales de la Medicina Española» cita una memoria hecha sobre estas aguas en el siglo anterior por José Giménez, médico titular de Alumbreres en el reino de Murcia, que se imprimió en 1758 en Orihuela. En ella se clasifican estas aguas como ferruginosas y de grande provecho para el tratamiento de la clorosis y otros muchos males".

Si a todo lo citado y trascrito anteriormente sobre Vadocañas y su puente, se añade la importancia que adquirió la llamada Vereda Real de la Mancha, que históricamente consta señalizada y oficialmente detallada en su recorrido desde ia Manchuela hasta San Juan de Requena, para unirse allí con la de la Serranía de Cuenca para continuar única hacia Valencia y su Reino (señalamiento de 1744), está claro que por dicho puente trajinaron durante mucho tiempo arrieros, buhoneros, ganaderos, rebaños trashumantes, gentes de armas y caminantes en general. Se deduce igualmente que el camino de viajeros más corto desde Iniesta a Requena y viceversa, derivaba hacia la «Venta del Moro" lugar de descanso -como también lo era la venta de Vadocañas-para seguir marcha, claramente como vía de «herradura» hasta llegar a los lugares de mayor población y comodidades.

No dudamos que esto constituye el origen y posterior desarrollo de nuestro pueblo La Venta del Moro.

Asociación Cultural Amigos de Venta del Moro

lebrillo 8