IN MEMORIAM: JOSÉ GIL GADEA

El 5 de septiembre de 2014 falleció una de las personas más entrañables de Venta del Moro: José Gil Gadea, conocido como “Pepe” o “Pepito”. Su funeral fue una verdadera manifestación de duelo y reconocimiento por parte de gentes venidas de todo el término municipal de Venta del Moro y de la comarca. La bonhomía y buen hacer de este venturreño ilustre, al que la Asociación Cultural Amigos de Venta del Moro le concedió el premio Pino Quilibios en 2008, le hizo ganar en vida el respeto y la amistad de toda la población. 

José Gil Gadea nació en 1948, hijo de Cándido y Remedios. Casado con Victoria García, tuvieron como hijos a Pepe, María Victoria y Samuel. Ocupó durante décadas el puesto de secretario del Juzgado de Paz de Venta del Moro y también el de administrativo del Ayuntamiento de Venta del Moro. En su calidad de funcionario, José Gil Gadea siempre destacó por su abnegada labor en el que combinaba la máxima diligencia posible con una atención personalizada, cercana y amable a todos aquellos usuarios que realizaban gestiones en el Ayuntamiento o el Juzgado.

Su labor de años fue convenientemente reconocida por la Administración de Justicia que le tributó el 5 de julio de 2000 un homenaje en el que se testificaba su siempre buena disposición para el trabajo, así como su productividad y efectividad.

Cuando la Asociación Cultural le concedió por unanimidad el premio Pino Quilibios quiso reconocer una labor, la de funcionario público, que en muchas ocasiones es criticada por la sociedad por algunos males que le aquejan, a pesar de que bajo la función pública se desarrollan tareas de absoluta necesidad y, a pesar también, de que en el gremio de funcionarios públicos hay muchas personas que destacan por su buen hacer cotidiano, como fue el caso de Pepe Gil.

José Gil fue un ejemplo de la función pública entendida como una labor muy próxima al ciudadano y donde impera el servicio al usuario, la empatía con los administrados y una atención personalizada que se caracterizaba por su corrección, amabilidad e inclusive generosidad.

Son muchos los venturreños que han visto sus gestiones facilitadas por el trato humano y accesible de este funcionario que trabajó desde hacía años en pro de las personas de Venta del Moro y sus aldeas.

Hombre de profundas convicciones cristianas, tuvo un papel destacado en las labores de la Iglesia Parroquial de Venta del Moro y en su comunidad de fieles. También ayudó en muchas de las tradiciones venturreñas, así como en varios colectivos sociales y culturales de Venta del Moro.

Descanse en paz.

 

Asociación Cultural Amigos de Venta del Moro

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