IN MEMORIAM

JOSÉ MARÍA YEVES DESCALZO

El 1 de abril de 2012 nos dejó uno de los grandes venturreños: D. José María Yeves Descalzo, por todos conocidos como "Tío José María". Hablar del tío José María es sinónimo de teatro, tradiciones, mayos, mayordomías de la Virgen de Loreto, etc. En fin, sin duda, el tío José María puede calificarse como esa "rara avis" de personajes que "hacen pueblo" y que concitan la adhesión de todos los vecinos.

José María nació el 4 de enero de 1916 en la calle Huertos de Venta del Moro, barrio de El Parchel, hijo del albañil José María Yeves y de Clotilde Descalzo. Su infancia transcurrió junto con sus hermanos Feliciano Antonio (el cronista de Venta del Moro), Clotilde y María.

De los 6 a los 13 años fue a la escuela donde experimentó la sabia influencia del gran maestro D. Victorio Montes. Será el maestro, gran benefactor de la familia Yeves Descalzo, quien le inculcó su amor por el teatro y una verdadera pasión por la lectura. Así nos lo relataba: "D. Victorio tenía un cajón lleno de novelas, obras de teatro y cómics en su casa. Yo iba a su casa como si fuera la mía y cogía todos los libros que me apetecía. Tenía una verdadera pasión por leer. Aunque trabajaba de sol a sol, esperaba la hora de cenar simplemente para ir a la cama y pasarme las horas leyendo. Incluso estuve dos noches enteras leyendo sin parar hasta que se hizo la hora de trabajar". Efectivamente, muchas de sus lecturas fueron piezas teatrales y fue afectado por el "veneno del teatro" que ya le perduró durante toda su vida.

A los 13 años, en 1929, deja la escuela y emigra a Valencia para trabajar como aprendiz de pintor. Sin embargo, casi el mismo año tuvo que volver a Venta del Moro ya que su padre requería su ayuda por falta de mano de obra, puesto que los peones de albañil preferían trabajar en el ferrocarril del Utiel-Baeza donde se ganaba más que en la construcción y en la agricul­tura. Así empieza a trabajar como peón de albañil a 4 ptas. por día, discurriendo ya toda su vida laboral en este sector: primero con su padre de aldea a aldea, trabajando y quedándose a dormir allí donde les pillara la faena y después ya como albañil independiente.

Una de las facetas más conocidas del tío José María es la de mayero de la Virgen de Loreto y todos los recordamos con su poderoso timbre rasgando la noche venturreña del 30 de abril junto a su hermano Feliciano Antonio, Emilio Clemente, Lucio y Gervasio Pérez, Julián Olmo, etc. Ya en 1935 recordaba como tuvieron que cantar el Mayo a la Virgen en la esquina de la propia plaza de la iglesia, pues la Guardia Civil les impidió cantarlos en la puerta de la iglesia. Excepto los tres o cuatro últimos años, José María acudió puntual a cantar los mayos a su Virgen.

Es en 1936 cuando el "tío José María" intervino por primera vez como director del grupo teatral venturreño con la obra "El Madrigal de la Cumbre", contando con un gran elenco de artistas como Pilar Pérez, Nati García, Pilar Olmo, Loreto Cárcel, su hermano Feliciano Yeves, Gonzalo Cárcel, Aurelio Cárcel "Areli", etc. Desde enton­ces ha estado vinculado estrechamente con la actividad teatral venturreña.

A sus 21 años irrumpe la Guerra Civil (1936-1939) y tuvo que pasar tres años en el ejército republicano en varios frentes (El Pardo, Hoyo de Manzanares, Tielmes de Tajuña) donde sirve en la Sección de Transmisiones y de Palomas Mensajeras: "sólo había una jaula y no llegué a ver una paloma en toda la guerra" nos decía.


El fin de la guerra le sorprende en Tielmes de Tajuña. Tras un tortuoso viaje en tren de Tarancón a Toledo y la estancia en dos campos de concentración, por fin emprende el camino hacia el pueblo en un segundo tren. En Venta del Moro se enfrentó ante un pueblo triste por los paisanos que se habían dejado la vida, los que estaban en la cárcel y el hambre con mayúsculas. El mismo José María tuvo que recurrir al estraperlo y dos veces trajo un saco de trigo desde Vadocañas e incluso desde el Herrumblar, desde donde llegó completamente cansado y jurando a su mujer, Gregoria Nohalés, que no lo volvería a hacer más. La pareja tuvo a José María y África como hijos.

 

Pero en épocas de penuria, todos consiguen sacar ánimo de donde no lo hay y se realizaron bajo su dirección varias obras entre 1939 y 1940. Pero tras la guerra, aún tuvo que cumplir tres años y un mes más de mili en Ceuta y Tetuán. De estos años le vino su devoción por la Virgen de África que transmitiría al nombre de su hija y nieta.

Tras la mili y ya en el pueblo, su vida transcurre entre su oficio de albañil y su continua actividad altruista en muchos frentes venturreños como director teatral, mayordomo de la Virgen de Loreto o cantor de mayos. En el teatro casi ha llegado a los 70 años de director: eligiendo obras, enseñando a toda la juventud venturreña con una enorme paciencia y llegando todos los días tarde a casa tras los ensayos.

Siempre ha tenido una abierta preferencia por los autores de la primera mitad del siglo XX: hermanos Álvarez-Quintero, Arniches, Paso, Miura, etc. Pero entre todos ellos destaca a su querido Alejandro Casona, del que ha dirigido muchas de sus obras como "Los árboles mueren de pie", "La dama del alba" y "La barca sin pescador".

Su abnegación por el teatro venturreño le fue reconocida en un homenaje el 2 de diciembre de 1995 donde, a propuesta de los propios artistas, se acordó la denominación de "Grupo de Teatro José María Yeves", nombre que aún posee el Grupo.

Además, hay que destacar su faceta como miembro fundador y posterior presidente de la Mayordomía de la Virgen de Loreto tras la Guerra Civil o su faceta de poeta, principalmente lo reta no, que reflejaba anual­mente en los programas de fiestas.

Todos estos motivos llevaron a la Asociación Cultural Amigos de Venta del Moro a concederle el premio Pino Quilibios en su segunda edición de 2002.

Como no podía ser de otra manera, el Tío José María estuvo presente en las coplas espontáneas a la Virgen de Loreto que se realizaron este año, el primero sin él, tras el canto del mayo a la Virgen. Javier Clemente Domingo le brindó esta emotiva copla:

"Virgen Santa de Loreto, 

se nos ha ido otro paisano, 

aquel que siempre te cantaba 

todos los años los mayos, 

hablo de José María, 

ése que tanto te quería, 

Virgen Santa de Loreto".

 

Juan Carlos Clemente Domingo, uno de sus discípulos aventajados en en las lides teatrales, le cantó los siguientes versos:

"Virgen Santa de Loreto, 

Virgen Santa de Loreto, 

tú ya sabes a quien quiero 

enviar mi agradecimiento 

por dedicarnos su tiempo, 

enseñándonos el arte 

que el tanto quería. 

Gracias por sus desvelos

 y todos sus consejos, 

por todo aquello que amaba, 

quería y enseñaba. 

Por eso yo te pido, 

Virgen Santa de Loreto, 

Virgen Santa de Loreto, 

escucha esta humilde voz 

y envíala hasta el cielo. 

Dale paz y alegría 

allá en su nueva vida 

que bien se lo merecía 

al Tío José María. 

Virgen Santa de Loreto".

Descanse en paz

 

Asociación Cultural Amigos de Venta del Moro

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