VENTURREÑOS POR EL MUNDO

CARMEN GÓMEZ SORIANO, 50 AÑOS POR EL MUNDO AL SERVICIO DE LOS POBRES

En tarde de julio, cuando el sol empieza, por fin, a decaer, entramos en casa de Aniceta Gómez para hablar con su hermana Carmen que acaba de celebrar en Venta del Moro sus bodas de plata como "hermanita de los pobres". Antes de empezar me advierte que parte de la entrevista la responderá en francés, pues tiene ciertas dificultades con su lengua materna. Sin embargo, la hora y media de entrevista se desarrolla en un castellano muy fluido, pero aséptico, con una ausencia total de acento local. Es, sin duda, la evidencia mayor de sus 50 años fuera del pueblo y de España.

Carmen Gómez Soriano nació el 22 de enero de 1932, en la calle del Árbol de Venta del Moro, en el seno de una familia muy humilde encabezada por su padre Prudencio Gómez (una de las voces zarzueleras del pueblo) e Inés Soriano Peralta. Sólo tiene una hermana, Aniceta, pues dos hermanitas se malograron al poco de nacer. Su infancia estuvo marcada por la escasez y la temprana muerte de su padre y madre. Prácticamente no pudo ir a escuela y tuvo que empezar a trabajar en diferentes casas del pueblo a los 7 años. "Lo que he aprendido, lo he hecho por mí misma y no tengo ninguna vergüenza en decir que he sido pobre".

De niña, dos sucesos le impactarán de por vida y marcarán su futura vocación por los pobres. En la Finca del Renegado, donde trabajaba y vivía su padre, un día con sólo un pan en una larga mesa para toda la familia, entró una persona del pueblo pidiendo comer. Sin dudarlo, su padre le hizo sentar y compartieron ese único pan entre padres, hijos y visitante."Aquel día el pobre entró en mi corazón. Sobre esto he reflexionado al cabo de los años. Este hecho me marcó desde niña. Mis padres no eran religiosos practicantes, no iban a misa, pero fueron gente muy honrada que practicaban en su vida cotidiana los Evangelios sin saberlo". La segunda vez fue en la Casa Garrido cuando acudieron unas "hermanas" a pedir para los pobres.

Los recuerdos tristes (con mención especial de la Guerra Civil que estalló a sus 4 años) también se combinan con otros más gozosos como el canto de los Mayos (con el Tío José María Yeves ya presente), las fiestas de la Virgen de Loreto, los bailes a los que debían acudir siempre en compañía de una prima o tía ("Si no nos criticaban. Nos controlaban mucho") o la solidaridad y unión entre todos los vecinos dentro de la pobreza reinante. Y, claro, las "collejas" que comían durante la Guerra también.

En 1955 se marcha a Barcelona, ya que "en el pueblo se ganaba muy poco". Será en Barcelona cuando su vocación religiosa y por los pobres se hace más fuerte y solicita entrar en las Casa de las Hermanitas de los Pobres. Al principio intenta ocultarlo a sus allegados y que los trámites oficiales para poder seguir su vocación se eludan con el objeto de que los familiares no se enteren. Pero, evidentemente, los familiares se enteraron y enseguida intentaron obstaculizar su decisión. "Se armó la revolución en el pueblo. Toda la familia se puso en contra". Los familiares consiguen que vuelvan al pueblo con la treta de que su abuela estaba muy enferma. Allí se encuentra con la oposición de su familia a que ingrese como monja e intentan distraerla en plenas fiestas de la Virgen de Loreto con bailes y agasajos varios. Carmen se lo pasará muy bien, pero "La procesión iba por dentro. Rogué a la Virgen de Loreto para que me dejaran seguir mi vocación. He sufrido mucho por seguir mi vocación".

Aprovechando que era necesario trabajar, vuelve a Barcelona y allí, tras muchos titubeos e indecisiones, un 20 de noviembre de 1955 decide tocar a la puerta de la Casa de las Hermanas de las Pobres ("Para mí fue como entrar en el Reino de los Cielos"). El 18 de marzo de 1956 entró ya como postulante y empezó su periodo de seis meses de prueba. La Orden de las "Hermanas de los Pobres" (que no hay que confundir con "Hermanas de los Desamparados") fue fundada en 1839 por Jeanne Jugan (canonizada el año pasado) y su evangelio es el cuidado de los pobres.

En Barcelona, la Madre Superiora decide que su noviciado se desarrolle en Francia y enseguida se pone a estudiar francés. Ningún familiar del pueblo pudo acudir a despedirle ("no tenían dinero"). Incluso sus amigos de Barcelona intentan convencerla para que no se vaya a Francia, con ofertas de matrimonio incluidas, pero la decisión de Carmen era ya muy firme. Los primeros votos los realiza el 19 de enero de 1960 en la Casa Madre de Latour.

40 de sus 50 años se ha ocupado de la cocina de los pobres hasta que enfermó en 1996. De 1960 a 1978 su vida transcurre en Francia en varias casas de la hermandad desarrollando la labor asistencial para los pobres. Pero Carmen siempre deseaba "ir de misiones", sin embargo, las madres superiores se lo pensaban mucho antes de enviar a una hermana a otros países por los riesgos y dureza que entraña esta clase de destino. El día llegará un 21 de febrero de 1978 cuando la Madre Superiora le comunica que su deseo de ir a las misiones se puede hacer realidad y le destinan al Congo en una casa que se fundaba en abril de 1978. En Brazzaville permanecerá durante 11 años: "Lo mejores de mi vida sin dudarlo". Nada más llegar lo primero que hacen es preparar el terreno donde se iba a construir la Casa de los Pobres. En Congo padecerá una enfermedad que ya no le dejará: el paludismo. "No me arrepiento del paludismo porque eso lo llevaba el país". Aprendió el Ingala y tuvo que adaptarse como cocinera a los gustos y materias primas autóctonos. Recuerda como su misión fue visitada por la Reina Da Sofía.

En 1989 será destinada a Argelia donde permanecerá 7 años hasta 1996 en que enferma. A pesar de vivir en Argelia cuando la violencia integrista islamista estaba en auge ellas no se sintieron nunca amenazadas. Es más, remarca con expresividad: "Los musulmanes son personas buenísimas. Mis recuerdos son gratísimos. Nos protegían y ayudaban mucho. Son amabilísimos". Carmen Gómez vuelve a adaptar su cocina a los gustos del país (cous-cous, harira, tajine...) y sus mejores recuerdos son en el Ramadán cuando( intentaba hacer la comida típica de estos día que tanto gusta a los musulmanes. Sin embargo, nunca pudo aprender la lengua árabe En Argelia estará en las casas de Argel, Orán e Hiponne.

En 1996 le operan y tiene que dejar las misiones. Vuelve a Francia donde deja de ocuparse en la cocina, pero prosigue su labor asistencial con los ancianos: vestirles, darle de comer y, especialmente lo más esencial darles compañía, amor y afecto. Tras su paso por Nantes, en la actualidad reside en la Casa de Valenciennes (en el Norte de Francia) donde atienden a 84 ancianos.

Durante toda su trayectoria por Francia Congo y Argelia, nunca olvidó sus raices. "Cuando se acercan las fiestas de la Virgen de Loreto, esté donde esté, siempre me acuerdo de lo que se hace cada día. Ahora estarán preparando la hoguera, hoy es la misa y procesión de la Virgen, por la tarde harán baile. .."A la típica pregunta de qué es lo que más se acuerdo da cuando uno está fuera del pueblo, sonríe y menciona la comida: el potaje, el cocido o el arroz con bajocas que en estos días le prepara su hermana Aniceta. Cuando vuelve al pueblo, al recorrer las calles se acuerda de los que vivían en cada casa, pero ahora "muchos ya están en el cementerio".

Carmen ha pasado 15 días en el pueblo donde le han tratado de maravilla y ha celebrado el 27 de junio sus 50 años de hermanita de los pobres por el mundo. En el pueblo se siente muy feliz, pero quiere ya regresar a Francia: "Estoy muy bien aquí, pero mi vida está allí. Mi dicha era realizar las bodas de plata de mi consagración en el pueblo. Era una forma de demostrar que mi vocación no era fruto de ninguna decepción, sino de un profundo sentimiento interior".

Carmen Gómez con su hermana Aniceta y su sobrina María Ángeles

 

Asociación Cultural Amigos de Venta del Moro

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